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Decana del Colegio de Educación Física y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de Asturias

Deporte en Asturias

Situación y consecuencias para el empleo y la salud

Mediada mi responsabilidad como decana electa considero oportuno hacer un repaso de la situación del deporte asturiano. No se trata de revisar las competiciones o logros deportivos, de ello hay información sobrada a diario. Se trata del concepto de deporte, palabra consensuada en Europa para definir multitud de prácticas motrices voluntarias que las personas realizan con fines variados. En Asturias seguimos atrasados en lo relativo al concepto de deporte y a todo lo que se deriva del mismo. Sin embargo, el deporte se renueva. Por casualidad o intencionadamente, reaparecen formas clásicas de ejercicio físico, o nacen de nuevo cuño con la página en blanco, listas para el consumo. El deporte, como todo, está afectado por un comportamiento mimético, siempre habrá personas que hagan deporte por moda. Para éstas, como para aquellas que lo hacen por otro motivo, el uso y disfrute del ejercicio físico debería tener una calidad garantizada.

Nadie informado ignora los intereses que se entrecruzan en el deporte competitivo más o menos institucionalizado. El deporte competitivo es legítimo, e inevitable citarlo por ser la manifestación más visible, pero no la única ni la mejor. Enfrente de este deporte con distinto grado de comercialización, está la experiencia deportiva particular, fuente de sensaciones y sentimientos que oscilan entre lo agradable y el sufrimiento soportable. Esa mezcla es la que "engancha" y explica la práctica regular de algún tipo de ejercicio físico.

Ya toca tratar un tema que tiene diversos ángulos, y el menos visible de ellos tiene que ver con la calidad y seguridad de la práctica deportiva del ciudadano de a pie, el que está más expuesto a las modas y es más vulnerable, porque el ejercicio físico mal programado y realizado puede ser contraproducente. Además, porque el ejercicio físico o deporte es una conducta integradora y compleja que exige a sus profesionales el dominio de técnicas de enseñanza para trasmitir conocimientos de diversa naturaleza, y también valores.

Frente a la proliferación de modalidades deportivas individuales o colectivas, es pertinente establecer la duda de si todo lo que ocurre es bueno per se, y qué hace que una práctica sea o no correcta. Y uno de los factores de calidad que hay detrás de cualquier práctica es el asesoramiento de personas cualificadas. Y de este factor los gobernantes de turno y los que pretenden gobernar no han hablado, ni lo han hecho en pasadas campañas electorales, porque no es una preocupación social. Pero eso no es un motivo, otros asuntos no eran tema de conversación, y se abordaron y legislaron: hoy no se fuma en muchos espacios y lugares. ¿Alguien retrocedería en esa conquista? Lo que nos queda de positivo a todos era inimaginable hace diez años.

Exceptuando al profesor/a de Educación Física de Secundaria (profesión titulada que requiere licenciatura o grado, de colegiación obligatoria si se ejerce en la enseñanza concertada o privada y que se regula por normas educativas), no hay figuras claramente identificables entre los profesionales de la actividad física y el deporte a quien dirigir las dudas, o confiar la práctica deportiva. No hay profesiones establecidas por ley reguladora. Pero sí hay multitud de personas tituladas en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de nivel universitario que deben competir en el mercado laboral con otras sin formación, con insuficiente formación o con formación ajena al deporte. En esta circunstancia, la falta de regulación profesional expulsa de los sistemas deportivos a los mismos que formó el sistema educativo: un negocio ruinoso para titulados, contribuyentes y consumidores.

La falta de regulación profesional en el ámbito deportivo permite que cualquier persona ocupe puestos de trabajo de intervención directa con los usuarios o en la dirección técnico-deportiva, trabajos que requieren habilidades pedagógicas y conocimientos sobre motricidad, anatomía y fisiología, entre otros. El marco legal vigente favorece que esas responsabilidades puedan ser asumidas con el único equipaje específico de la experiencia deportiva particular, tanto en la empresa privada como en la Administración, pero deben ser objetadas, sobre todo en la última que pagamos entre todos.

Se cuentan por décadas la existencia de los estudios universitarios: licenciatura en Educación Física, luego de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, hoy configurada como grado universitario, sin embargo, en el mundo del trabajo deportivo se da una situación que tiene equivalencia en otros: la injerencia de personas no cualificadas, que no tienen formación que fundamente su acción desde la Historia hasta a la aplicación de tecnología actual.

La intervención directa es clave. Los niños y adolescentes disponen de dos horas semanales de la materia obligatoria escolar, insuficiente del todo y reflejo de la jerarquía académica y social del ejercicio físico. Pero llevo la atención a las personas mayores de 60 años, o las afectadas por patologías crónicas o algún tipo de discapacidad que también pueden o deben hacer deporte. El médico sueco Pedro Ling (siglo XIX) es reconocido como el promotor del uso del ejercicio físico para recuperar la salud y mejorar el estado orgánico general. Actualmente las universidades nórdicas estimulan la continuidad deportiva, contribuyendo a la formación de una población saludable. Es un modelo lejano para nuestra sociedad sedentarizada, pero podemos aspirar a ello y, por demografía y recursos, el deporte puede ser para Asturias una auténtica píldora de salud y bienestar. ¿Es una utopía la receta de ejercicio físico? Puede tener otro nombre, lo importante es que el deporte o ejercicio físico sea considerado un medio preventivo y recuperador en patologías que se generan por falta de movimiento, y también en aquellas en que la hipocinesia no es la causa sino la consecuencia.

La política debe crear el marco legal para ordenar el trabajo en este sector, desde la más alta a la inferior cualificación, y que la sociedad se beneficie del retorno de los estudios específicos, reglados y oficiales, que siempre podrán ser ampliados y complementados para mayor competencia profesional. Sería positivo vincular la formación y el empleo en el ámbito deportivo, se ganaría salud y se ahorrarían presupuestos. Extremadura lleva años de ventaja con su programa de ejercicio físico saludable para adultos "El ejercicio te cuida".

En distintas autonomías se han aprobado regulaciones de las profesiones del deporte, otras se encuentran en trámite. Sus soluciones limitadas territorialmente deberían ser una salida a corto plazo. COLEF Asturias (Colegio de Licenciados en Educación Física) aboga por una única ley de ámbito estatal que regule el acceso a las profesiones de la actividad física y el deporte de miles de personas que se han formado, en distintos niveles, para atender a usuarios deportivos. La falta de regulación profesional favorece la existencia de un inmenso sector laboral de trabajo sumergido, que no aporta a la Hacienda Pública, y que empobrece a sus trabajadores.

La ley del deporte de Asturias, vigente desde el 28 de diciembre de 1994, respondió al impulso de Barcelona 92. Una ley, la asturiana, que miraba el espejo del deporte de alta competición. Su artículo 22 alude a la obligada información que deben ofrecer las instalaciones deportivas, públicas o privadas, sobre la formación y cometido de los trabajadores. Este artículo generalmente no se cumple, así que se explica la insensibilidad sobre lo que no está regulado y es lo más importante: los recursos humanos que marcan la diferencia. Las instalaciones más sencillas pueden acoger la mejor de las pedagogías.

Es cuestionable que servicios deportivos públicos sean dirigidos por personas sin cualificación específica, la seguridad y satisfacción de los variados usuarios que puede atender un ayuntamiento (la administración más cercana a la ciudadanía) aconseja que las direcciones deportivas municipales queden en manos de titulados que garanticen la adaptación de la política deportiva a las novedades que genera o demanda la sociedad, corrigiendo los excesos o defectos que una actividad deportiva puede suponer para la mayoría de la población, en Asturias, recordémoslo, cada vez más envejecida.

El deporte se trata desequilibradamente en los medios de comunicación, y es seguido acríticamente por la mayoría de los responsables políticos, que hasta ahora no han mostrado interés en hacer de su práctica y disfrute un elemento más de la política al servicio de los ciudadanos. Sin embargo, esos responsables políticos pueden ser padres y madres de niños y adolescentes e hijos de sexagenarios como poco. Si es necesario, seguramente procuran para los suyos los mejores servicios deportivos disponibles. Pero deben ir más allá y preguntarse por la garantía y fiabilidad de los mismos, y ese conocimiento ponerlo al servicio de todos.

COLEF Asturias apoyará a la Dirección General de Deporte si ésta demanda ante las próximas autoridades de rango nacional la regulación estatal de las profesiones de la Actividad Física y el Deporte. El Consejo Superior de Deportes es el organismo público que debería liderar esta causa, hasta ahora no lo ha hecho pero es un asunto que le atañe, como lo es la lucha contra el dopaje y la violencia de todo tipo en el deporte.

El 30 de abril de 2015, COLEF Asturias organizó el primer debate autonómico sobre políticas deportivas. Desde hace unos meses la organización que represento se ha reunido con representantes políticos, personas y otras entidades interesadas en reparar mediante una nueva ley autonómica del deporte el atraso que en esta materia se aprecia. Una ley que debería ser ambiciosa y atrevida en sus soluciones a sabiendas de que ninguna servirá si no tiene el respaldo del dinero necesario para aplicarla.

Quedan muchos más asuntos que tratar, pero daré por buena esta primera remesa si ayuda a mantener y avivar el debate que corresponde mantengamos como entidad profesional.

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