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Acabáramos

Ya saben, España es la reserva espiritual de Occidente. La sentencia es de Eugenio D´Ors si no me equivoco. En todo caso fue un lema para oficial durante las dos primeras décadas del franquismo. No había mucho que llevarse a la boca. El eco de las rechiflas aún suena.

Pero, ya ven, era un lema acertado: el euroescepticismo es la religión del momento. Se va el Reino Unido, Francia hace las maletas y Holanda, Austria o Suecia tramitan los billetes. España, sin embargo, es el único país de Europa donde no existe tal especie. Apenas briznas. Así que somos la reserva espiritual de Europa que es tanto como Occidente. Supongo, amigo lector, que se te habrá helado la sonrisa que arrastrabas desde hace sesenta años. La tuya o la de tus padres y abuelos. Es igual, todo se hereda.

Hoy, que estamos de elecciones generales aunque no lo parezca, se podrá comprobar una vez más. La inmensa mayoría de los votos serán para formaciones europeístas. Dicho de otra manera, para partidos intervencionistas -vulgo socialistas, de izquierdas o de derechas ¿cuál es la diferencia?- que en eso consiste la trágica UE.

Ahí está la clave. Y ese es nuestro hecho diferencial. Por eso el segundo lema del franquismo, ya en los tiempos del desarrollo, que decía "España es diferente", también es verdad aunque las carcajadas se redoblaron en esa nueva cita.

Conclusión: la crisis de la UE es la crisis de la socialdemocracia. Corolario: España es una reserva y es una diferencia. Por eso aquí todo el mundo es europeísta.

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