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Millas

El trasluz

Juan José Millás

Volver a fumar

Dice mi vendedor de periódicos que cuando se jubile, desaparecerá el quiosco. A nadie le interesa. En mi barrio, hasta hace poco, había diez de los que sólo quedan cuatro. En España se han cerrado miles en poco tiempo. Esta caída es paralela a la de la prensa de papel, que agoniza despacio pero firme. Conozco gente que hace años no podía comenzar el día sin la lectura de su diario de referencia, y que ahora ni se acuerda de él. Escucha la radio, picotea un poco en internet y sale con la impresión de estar informada. Ha cambiado la idea que teníamos de estar informados. Cuando un servidor de ustedes era joven, poseer una opinión sólida costaba lo suyo. De hecho, admirábamos a la gente con opinión, que no abundaba porque el talento, por suerte o por desgracia, es un bien escaso. En la actualidad, por apenas unos céntimos, puedes obtener toneladas de opiniones. En los chinos de mi barrio, si compras un pack de una docena de cervezas, te regalan seis opiniones.

El domingo estuve comiendo en la casa de unos amigos donde había jóvenes de entre 20 y 30 años. Ninguno tenía trabajo, pero les salían las opiniones por la orejas. No sólo opiniones sobre política, sino sobre cine, literatura, filosofía y cocina asiática. Inundaron el jardín de opiniones y se fueron a echar la siesta. Cuando llegué a casa y observé mis libros, muchos de ellos estropeados por el uso, sentí un complejo de inferioridad enorme. He alcanzado una edad considerable, dedicando gran parte de mi vida a la lectura y al estudio, y apenas tengo opiniones sólidas sobre nada. Se lo dije a mi quiosquero:

-Cada día tengo menos opinión.

-La ausencia de opinión -dijo para consolarme- no es incompatible con la sabiduría.

Ya vamos viendo que mi quiosquero no es un vendedor de periódicos normal. Sabe cómo reforzar la vanidad de sus clientes. Le tengo mucho aprecio. Cuando fumábamos los dos, echábamos un cigarrillo comentando las portadas de los periódicos del día. Ahora los periódicos los guarda en el interior porque vive más de la venta de chuches. Cuando se jubile, lo mismo vuelvo a fumar para compensar con la nicotina la falta de opinión.

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