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Sol y sombra

El miedo como causa

Podemos sigue analizando las causas de su "fracaso" electoral en relación al "éxito" que le auguraban las encuestas. Entre ellas, al parecer, figura el miedo a la posibilidad de que pudiese gobernar en España. Bingo. Es lo que suele suceder: el votante, por regla general, elige un partido no sólo para que se imponga en las urnas sino también para que no lo haga el adversario.

Viene a ser una verdad de Perogrullo, sin embargo los dirigentes de Podemos han detectado que el miedo es lo que ha disuadido a muchos electores de escoger una opción tan atractiva y prometedora para el futuro del país. Puede también que una gran mayoría de quienes no votaron a Rajoy lo hicieran por miedo a verle repetir otros cuatro años en la Moncloa: por miedo o por odio, el primero es, en ciertos casos y como se ha comprobado a lo largo de la historia, un detonante del segundo.

El miedo es, desde luego, una de los mecanismos que operan en cualquier votante: el de Iglesias y también el de Rajoy. El miedo a que Sánchez pudiera finalmente arreglarse con Podemos ha impedido que muchos electores depositasen su confianza en el candidato socialista. El temor a que la papeleta en la urna de Ciudadanos no resultase útil para el centroderecha ha llevado a muchos otros a no votar por Albert Rivera, que a lo que se ve no ha aprendido y sigue cultivando la desconfianza en una buena parte del electorado jugando a desconcertarlo.

Sí señor, el miedo. El recelo que provoca Pablo Iglesias ha llevado seguramente a algunos votantes de IU a no apoyar a Unidos Podemos. El rechazo o el miedo a que gobiernen comunistas animó a otros más moderados a no hacerlo. La conexiones bolivarianas -el miedo a fenómenos como el chavismo o la repudia populista- disuadieron a cualquier ser cabal y demócrata de ejercer ese voto. Efectivamente, así es.

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