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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Estudiar filosofía

Ahora que los rectores del sistema educativo pretenden eliminar los estudios de Filosofía, vienen a la memoria los profesores de esta asignatura que nos inculcaron el afán de pensar por nosotros mismos. La mañana del intento de golpe de Estado del 23-F, mi profesor de Filosofía, don Francisco, un viejo luchador por las libertades y fumador empedernido, nos dio, temblándole la voz, una lección magistral de tolerancia. "Que no os impidan ser libres ésos de ahí fuera", nos dijo, mientras en el patio del instituto cantaban el "Cara al sol" unos muchachos de camisas azules de Fuerza Nueva, al tiempo que lanzaban huevos contra las ventanas.

Al profesor de Filosofía de COU, que era muy joven, Juan Manuel, madrileño y chuleta, enamorado platónico de Ángela Molina, le debo haberme aprendido de memoria, fascinado, el prólogo de "Más allá del bien y del mal", de Nietzsche. "Al admitir que la verdad es mujer?". Como también le debo a un cura de vocación tardía y filósofo de carrera, don Jordi, que llegara al examen de selectividad con el ogro Hegel bien amarrado.

Firmar el certificado de defunción de la asignatura puede esconder pretensiones siniestras, como conseguir que los chavales no lean a Platón y permanezcan permanentemente encerrados en la caverna, donde sólo se distinguen sombras. O tal vez lo que pretendan es que para las nuevas generaciones no exista otro clásico que un Madrid-Barça; o que estudiantes púberes no distingan más selección que la de Del Bosque, y no la de las especies que discurrió Darwin en su teoría de la evolución.

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