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Alberto Menéndez

Equilibrios socialistas

Los socialistas asturianos no se quieren pronunciar abiertamente sobre cuál es el camino que debe tomar el partido para intentar salvar con éxito el difícil momento político por el que atraviesa. Ni blanco ni negro, la dirección de la Federación Socialista Asturiana (FSA) y el Gobierno autonómico se decantan en estos momentos por los grises, por esperar acontecimientos antes de tomar decisiones de las que posteriormente se puedan arrepentir. Aquí, por supuesto, pero sobre todo en Madrid. Para lograrlo es imprescindible proceder con mucha mano izquierda para no alentar posibles rupturas.

Tal como están las cosas en la capital del Reino que el Ejecutivo autonómico haya rechazado la invitación del PP regional a pactar la política fiscal es lógico. Un acercamiento ahora a los populares, sea del tipo que sea, aquí o en cualquier otra comunidad, no es lo más conveniente para los socialistas. Sobre todo para aquellos dirigentes que rechazan tajantemente cualquier tipo de acuerdo de gobierno con Podemos y que a la vez descartan la celebración de unas terceras elecciones generales.

El PSOE asturiano y el Gobierno que preside Javier Fernández no pueden, al menos por ahora, desmarcarse de su único apoyo parlamentario (aunque sólo sea parcial), Izquierda Unida. Es posible que las circunstancias cambien en las próximas semanas, pero en este momento los socialistas están obligados a "priorizar" el diálogo con IU y de rebote, aunque sea sólo formalmente, con Podemos.

Pero la vigencia de las actuales estrategias está a expensas de lo que acabe pasando con la gobernabilidad de España. Lo que se desprende de los debates internos en el seno de la FSA es que no parece muy favorable a aproximaciones al partido de Pablo Iglesias y que marca como límite a la actuación del PSOE el no ir a unos terceros comicios legislativos.

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