La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El "Brexit" británico para un europeísta anglófilo

Soy anglófilo desde que tuve la suerte de vivir en 1953 casi un año en Londres, como joven "trainee" en una empresa multinacional.

Relativamente pocos años antes de mi llegada en un friísimo mes de enero, Londres había sido en la II Guerra Mundial el objeto primordial de fuertes bombardeos aéreos y ataques por los terribles cohetes V1 y V2 de la "Luftwaffe" alemana; aún se podía ver restos de las múltiples destrucciones en la gran ciudad.

Temía por tanto que no sería bien recibido como alemán, y me equivoqué. En la empresa todo fue ayuda para formar correcta y amablemente a un joven en los múltiples departamentos, el tono siempre distendido y cortés. Y tampoco en la calle mi acento alemán me causó el más mínimo problema con la gente. Al contrario, hice muy buenos amigos allí.

Eso sí, nunca durante aquel año fui invitado por un colega inglés a su hogar, consecuencia del allí tan tradicional "my home is my castle". ¡Sí me invitó a su casa un colega polaco!

Disfruté de todo corazón del ambiente tan cosmopolita de Londres, incluida la mucha gente proveniente de países de su (aún recién) pasado Imperio Mundial, y también de su fantástica oferta cultural.

Las de entonces 10 libras esterlinas semanales de paga me permitían vivir y comer relativamente bien, y también comprar entradas (baratas) para conciertos en el Albert Hall, Royal Festival Hall, Wigmore Hall, ópera y ballet en el Covent Garden y los teatros en el famoso West End; las entradas al British Museum, Tate, Victoria & Albert Museum y National Gallery eran/son gratis, como también los conciertos matinales en el acogedor vecino St. Martin in the Fields.

Dejé Inglaterra aquel fin del año con pesar, pero volví décadas después, esta vez en plan de vacaciones, ya con mi esposa, pronto con nuestros hijos, y ahora ya también con nuestros nietos, los que disfrutan en verano de vacaciones/cursillos en las Islas.

Pero en la Gran Bretaña de las últimas décadas hubo grandes cambios. La City, devenida centro mundial de finanzas, había conquistado la primordial importancia en la economía británica, pero en detrimento de su ya declinante sector industrial. La continua revalorización de la libra esterlina agravó los problemas de la industria que, poco competitiva, mermó y en parte tuvo que cerrar. Muchos trabajadores en las zonas industriales perdieron su trabajo y pasaron a depender de la ayuda del Estado.

En 2003 el "Trío de las Azores" (Bush, Blair, Aznar) provocó prácticamente el incendio del Próximo Oriente con la invasión de Irak, que en los siguientes años produjo una millonaria oleada de refugiados tanto desde aquel país, como desde Siria, Afganistán, etc.

En 2004 la Unión Europea, apoyada decididamente por el gobierno de Gran Bretaña, acometió su famosa ampliación hacia el Este, acogiendo países como Polonia, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, etc. Londres dio inmediatamente la bienvenida a muchos miles de (baratos) trabajadores de estos países.

Con esto nace un grave problema, al causar la masiva llegada de mano de obra barata del Este europeo crecientes fricciones con británicos sin trabajo. Migel Farage funda UKIP, un partido eurófobo y xenófobo, que rápidamente llega a ser el tercer partido político del Reino Unido. Esto causa fuerte malestar en el partido conservador (tory) en el Gobierno, en sí desunido y ahora encima presionado por el rápido éxito del UKIP.

A David Cameron, líder de los tories y primer ministro, se le ocurre entonces convocar frívolamente un referendo sobre una posible salida del Reino Unido de la Unión Europea, creyendo que éste resultaría negativo pero fortalecería su posición personal interna en el partido/gobierno. No había contado con el ambicioso Boris Johnson, exalcalde de Londres, ahora miembro del gobierno y adversario íntimo de Cameron desde sus tiempos de estudiante en la elitista escuela privada (como la casi totalidad de la "upper-class" británica, el "establishment"), ni contó con la influyente prensa derechista y populista de Rupert Murdoch (Sun, Times, etc.), ni con la reticencia de la BBC, etc.

Ocurrió lo totalmente imprevisto por él, y por escaso margen ganó el Brexit y cae Gran Bretaña en un tremendo caos y peligrosa división interna entre Inglaterra/Gales que votaron "Leave" (salida) y Escocia, Irlanda del Norte, Gibraltar y Londres (!), "Stay" (quedar).

Una gran porcentaje de los mayores votó por el "Leave", y de los jóvenes, que mayormente estaban por el "Stay", demasiado pocos se molestaron siquiera ir a votar. Triste resultado: se abre una fuerte brecha entre viejos y jóvenes.

El artículo 50 del Tratado de Lisboa (2009) prevé para la salida de un país de la Unión Europea que éste debe declarar su intención y negociarla en los siguientes dos años.

De momento Gran Bretaña no parece tener nada claro si presenta esta notificación, máxime después de que los tres "arquitectos" del Brexit ya se han retirado/fugado de esta verdaderamente caótica escena.

Este anglófilo y europeísta está convencido que no se podría hablar del fracaso de Europa por un eventual Brexit.

Compartir el artículo

stats