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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Quedan abolidas las certezas

Si la situación política y social en este momento en este país e incluso en esta región pone de relieve una clara evidencia, ésa es que todas las certezas han sido abolidas. El sistema democrático se tambalea, alentando, en su decrepitud nada transitoria, la dentellada afilada de los totalitarismos de izquierda y derecha.

El sistema, en el que ya nadie cree porque incumple sus promesas, sufre desde dentro un colapso de la confianza: nadie se fía de nadie y mucho menos confiables son aquéllos que ostentan el poder. Las desigualdades, crecientes, derivan en metástasis: a la corrupción política se suma la incapacidad de los servidores públicos para resolver problemas que son globales con recetas parroquianas.

Todo lo sólido se ha licuado y lo que anuncia el advenimiento de la nueva política se antoja aún etéreo, inconsistente, gaseoso. La toma de las plazas públicas, la recuperación temporal del ágora por legiones de indignados supuso una inesperada y valiente explosión de solidaridad, pero las explosiones son tan potentes como breves y ya hemos visto en qué perversión derivan cuando se instrumentalizan con el afán de alcanzar el poder a toda costa. En este momento, en este país y en esta región no cabe otro sentimiento que el pesimismo.

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