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Matías Vallés

Rivera rectifica a sus votantes

Me quito el sombrero ante los votantes de Ciudadanos, los más serios y concienciados del espectro. Es el partido que congrega a un mayor contingente de personas que previamente han votado al PP. A través de un proceso de reflexión que dignifica la democracia, llegaron a la conclusión de que no podían apoyar a unas siglas que cuentan sus administraciones por casos de corrupción. Genuinamente conservadores, se negaron a seguir excusando al Rajoy de Bárcenas. Su evolución supera en riesgo a los emigrantes del PSOE a Podemos, encarnan el voto más deliberado. Encontraron un líder de diseño, que podría haberlo sido de la derecha entera. Si la repugnancia por las grabaciones de Fernández Díaz movilizó un solo voto, se fue a Albert Rivera.

En nombre de sus votantes, el presidente de Ciudadanos fue el primero que mostró en público a Rajoy los cuadernos de Bárcenas, en que aparece el líder del PP como perceptor de sobresueldos en negro. Rivera perdona ahora al presidente en funciones mediante una grácil voltereta. En la estela de Jordi Pujol, otro político catalán vuelve a aportar la muleta nacionalista que permite que el país sea gobernable. O en la expresión de Rivera, que "España se ponga en marcha". Con Gürtel y Fernández Díaz a bordo.

Rivera rectifica a sus votantes, empaqueta a los refugiados de Rajoy y se los devuelve al PP. El grado de conocimiento de su masa electoral no es sobresaliente, según demuestra la estrepitosa caída de 40 a 32 diputados. Un descenso de un veinte por ciento en seis meses supondría la dimisión inmediata de un líder político, en los países que los gurús de la formación naranja predican como modélicos. No quiero ni imaginar los insultos si Podemos hubiera registrado un descalabro equivalente, de 71 a 56 diputados. Todavía se estarían celebrando los funerales de Iglesias. Un analista concluiría que Ciudadanos ha hecho un mal negocio a largo plazo. No es cierto. Fue diseñado para aminorar el descalabro del PP y ha cumplido escrupulosamente con su tarea. En política no se puede hablar de engaño, y sigo con el sombrero quitado ante los votantes de Ciudadanos. Ahora en señal de duelo.

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