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Socia de Compromiso | Asturias XXI

Asturias sin mí

La aportación de los asturianos que trabajan fuera para dinamizar la economía regional

Hace un mes la Asociación "Compromiso Asturias XXI", de la que formo parte como socia, presentó la segunda edición de "Buenas Prácticas para Asturias", un conjunto de ideas de diversa índole que pudieran ser susceptibles de implantación y que pudieran ayudar a mover en cierto modo la economía y sociedad asturiana. Todas esas ideas surgieron de forma espontánea entre los socios que, motivados por el hecho de intentar ser útiles tras su experiencia laboral fuera de nuestra tierra, las han expuesto para todos aquellos que quisieran recogerlas y, en la medida de lo posible, también implantarlas.

Pero titulo este artículo "Asturias sin mí", a semejanza de la película "Mi vida sin mí" de Isabel Coixet, porque a pesar de que soy consciente de la nimiedad de mi existencia, de mi apenas nula capacidad de influencia, de ser sólo una simple gota de agua en un reguero silencioso, un reguero de asturianos que en su día se fueron, pienso de igual modo que tal vez haya cosas que me queden por hacer, o por lo menos, por intentar exponer, antes de arrojar definitivamente la toalla. Que alguna de mis ideas hayan sido recopiladas en ese documento me llena de satisfacción, como supongo le ocurre al resto de mis compañeros participantes.

Cuando a veces reflexiono sobre mi vida, sobre las buenas y malas decisiones que he tomado a lo largo de ella y sobre todas las circunstancias y consecuencias que para mí y para mi entorno han supuesto, una de las menos afortunadas tal vez haya sido volver a Asturias. Ya hace cinco años que lo hice, pese a los consejos de mis hermanas. Volví arrastrando a mi marido y a mis hijos y motivada tal vez por un positivismo inconsciente. Confieso que no valoré convenientemente todos los factores de riesgo. A mi marido le ha ido mal aquí, y a mí simplemente regular, y aunque muy bien sabía que tenía que rebajar las expectativas laborales, lo que no sabía, o al menos ya no recordaba, es la crueldad con la que a veces podemos lanzarnos armas arrojadizas unos contra otros, mientras ensalzamos las virtudes de los foráneos. Creo que no valoramos lo suficiente nuestro potencial, nuestro paisaje, nuestro paisanaje, nuestra gente, nuestro empresariado, ni tampoco valoramos nuestro talento. Cuando ese talento ya no está en casa y más tarde, cuando ya se ha ido de forma irremediable, es cuando lo lamentamos. Demasiado tarde quizás. Por eso que la Asociación "Compromiso Asturias XXI" intente mantener una ligazón con esos profesionales que ejercen fuera de Asturias, atando los lazos y vinculándolos en proyectos, me parece de lo más loable y digno de admiración y respeto. Muchos son los asturianos que no quieren volver sólo "a casa por Navidad", o por el verano a echarse unas sidras, sino que hay muchos que, pese a vivir a miles de kilómetros, desean no sólo mantener sus raíces, sino pese a la distancia también ser motor dinamizador de nuestra agonizante economía.

Un cúmulo de circunstancias adversas nos han llevado a esta difícil situación. Muchos han sido los factores. Y el agravio se hace más palpable si nos comparamos con las comunidades autónomas que tenemos alrededor, sobre todo si nos comparamos con el País Vasco o con Galicia. Hoy por hoy todos coincidimos en el diagnóstico. Pero arremangarse y trabajar de forma conjunta para invertir esa tendencia es ya mucho más complicado. No sé si les pasará a ustedes pero a mí me ocurre, no sé bien si por orgullo o por identidad, que no quiero ver Asturias convertida en una mera sucursal de centros de decisión ubicados en A Coruña o en Bilbao. Puedo entender lo de Madrid, ya que es una dependencia histórica, pero aún me cuesta asimilar lo que nos está ocurriendo en nuestra posición en la zona cantábrica, que es una herida cada vez más sangrante.

La situación es ciertamente dramática, pero soy de los que no quieren llorar, ni quieren rendirse; como Ann, la protagonista de la película de Coixet, ya lo haré al final. De momento quiero vivir, aportar y soñar. Soñar también con estas "Buenas Prácticas para Asturias" y seguir soñando con otra clase de quimeras colectivas, algunas de las cuales ni siquiera en mi máxima osadía me atrevo a transcribir. Esa lista de las "cosas que hacer" que hemos expuesto en Compromiso ahí quedan, insolentes y desafiantes a las circunstancias y a la críticas. Seguimos manteniendo los sueños. Sueños sin fin, "Senza fine", como cantaba Gino Paoli en aquella maravillosa canción, ya que "tutto è ormai nelle tue mani" (Todo está ya en tus manos).

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