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Nueces de California

Lugares comunes

Sobre el pragmatismo y esos vicios del lenguaje que denotan falta de imaginación y una cultura mediocre

"Si haces siempre lo mismo, no esperes resultados diferentes".

"La ciencia no es más que un refinamiento del pensamiento cotidiano".

A. Einstein

El artículo de hoy habla de lugares comunes, que son esos vicios del lenguaje a los que se suele recurrir en determinadas ocasiones, y que denotan una falta de imaginación, una cultura bastante mediocre, una simplificación impropia de cualquier orangután evolucionado, y una alta tendencia a la demagogia y al aburrimiento. Los futboleros son un ejemplo de lo que digo. Por ejemplo, cuando se le pregunta a un jugador por qué fichó por un equipo, todos suelen decir lo mismo, que si la afición es única, que si la ciudad es increíble, que si el proyecto es muy interesante, que se trata de un club histórico de mis amores, que vengo a sudar la camiseta, a dejarme la piel en el terreno de juego, etc. Los americanos llaman a todo esto "bull shit", que traducido significa "mierda de toro". Luego, llega cualquier jeque con un cheque y pierden el culo como posesos, y se olvidan de qué color era la camiseta que hasta entonces era insobornable.

Me acuerdo de cuando en 1993 salió a las pantallas aquella película dirigida por Adrien Lyne. ¿Se acuerdan del título? Seguro que no. ¿Y si les digo que actuaba Robert Redford y Demi Moore, y que el primero era un multimillonario que ofrece al marido de Demi un millón de dólares a cambio de pasar una noche con su mujer, cuando se trataba de un matrimonio felizmente casado? Efectivamente, se trata de "Una proposición indecente", una película para olvidar si no fuera por el dilema que plantea y que se salda de manera pragmática. Por entonces esta película recibió muchas críticas en España, diciendo que los americanos estaban locos y que eran unos inmorales. Pero lo mejor estaba por venir, haciéndonos llegar a cotas de pornografía social y política inesperadas. Ahora aquí se dice: "yo lo haría gratis, porque además Robert está muy bueno. Y me lo montaría también con Clooney, si no tuviese un cerdo vietnamita". ¿Era vietnamita o de pata negra?

Ocurrió lo mismo cuando llegó la noticia de que los americanos se llevaban la comida que les sobraba en el restaurante para casa. Otra vez se dispararon las críticas y surgieron los lugares comunes. No se daban cuenta de que, a diferencia de lo que ocurre ahora aquí, no era por necesidad, sino porque no les gusta cocinar y por lo tanto suelen pedir más comida de la que pueden comer para llevarla para casa y tenerla preparada. Y en cualquier caso, ¿no la han pagado?

Estados Unidos es la tierra del "pragma". El pragmatismo es una escuela filosófica creada en EE UU durante el siglo XIX, que se basa en que solo es verdadero aquello que funciona. Según esta escuela, España sería un país imaginario, el país de trancas y barrancas, una UVI permanente, el complejo reino del quejío y del "tomorrow-tomorrow". El pragmatismo se basa en establecer juicios a posteriori, evitando todo prejuicio, y por lo tanto a priori. En Estados Unidos, por ejemplo, nunca eres lo que has estudiado, sino lo que practicas. Así, un matemático es aquel que estudia, analiza y resuelve problemas de la ciencia y de la tecnología, hayas o no estudiado matemáticas. Y un ingeniero aquel que tiene ingenio. Según este concepto de las cosas, en España no habría tantos matemáticos, porque no ejercen en la resolución de problemas; ni tampoco muchos ingenieros, porque no tienen ningún ingenio. Los podríamos denominar con un sucedáneo, "atemáticos", "ingenueros", o "inguenieros". La ciencia y la tecnología sin fundamento no es nada, y en este país somos expertos en cargarnos la educación y también las escuelas. Sólo hay que ver lo que ha ocurrido con la ingeniería.

Para los pragmáticos, entre los cuales me considero, el significado de las cosas se establece a través de las consecuencias, es decir, el pescado no está vendido de antemano. Por eso, cuando oigo a muchos neoliberales del PP hablar del capitalismo y compararse con América, me salen sarpullidos en los sobacos y en el cielo de la boca, porque esta banda de farsantes que dirige el negocio de la democracia en nuestro país no sabe lo que es el pragmatismo, ni el talento, ni la competitividad. En la izquierda la situación tampoco es mejor, recurriendo a la manipulación de las masas con el consabido café para todos, que termina siendo achicoria. El pragmatismo no significa lo malo conocido, o el mal menor, como ha ocurrido en las pasadas elecciones, pues pragmatismo y mediocridad son en principio incompatibles.

Dicen los futboleros para justificar las derrotas que el estilo es innegociable, y cuando yo oigo tal memez pienso que esta gente no pasaría el examen de reválida de Wert, que no saben lo que es la estrategia, y que a la guerra no se va vestido de rosa. Llaman los políticos a las votaciones la fiesta de la democracia, y todos coinciden en la importancia de no abstenerse y de acudir a las urnas, dado que les estamos protegiendo "el culo". Si les digo la verdad, últimamente le he cogido gusto a votar, y si las elecciones no costasen una porrada de millones de euros, creo que votaría casi todas las semanas, porque me encantan las noches electorales, ver cómo todos ganan, y cómo cada cual intenta justificar a su manera unos resultados que por repetición sucesiva no pueden ser otra cosa que mediocres. La iteración de la mediocridad es como "pédaler dans la choucroute", o caminar en el barro de una ciénaga. Espero que votemos una tercera vez, una cuarta y una quinta, y luego definamos una sucesión de Fibonacci, y lleguemos al fin, en el paso al límite, a la proporción áurea. Y entonces saldrá Mariano bebiendo una queimada, e invocando a las meigas se dará cuenta de que él es el inconveniente y al mismo tiempo la solución. Y en su mente volverá al pasado, y escribirá ese email maldito: "Luis sé fuerte; hacemos lo que PODEMOS". Y entonces se dará cuenta de su estupidez, y dimitirá; y se convertirá finalmente en un hombre de Estado, y le pondremos una calle; y pasará al libro de Petete de la historia. En realidad, ya hemos entendido que no necesitamos gobierno y que las cosas funcionan de modo autónomo. Hace poco me decía un compañero que la única manera de que sigan convocándose plazas de promoción universitaria es que no haya gobierno. "¡Mariano, resiste hasta que saque la cátedra!", rezan muchos.

¡Buf! A veces pienso que soy un poco duro, y me doy miedo. Mi amigo Pepe me dice que no, que todos estos artículos no los escribo yo, que tengo negro, que simplemente soy un canal de transmisión, un observador pitagórico de la realidad, un altavoz que amplifica el eco de la ridiculez política y social. Es decir, resulta que finalmente soy? ¡inocente! Mariano, eso no lo pueden decir todos, ni todas. ¡Cañete, dimite! Y además rima. Messi, boludo, recuerda que hacienda somos todos, aunque unos más que otros. Recuérdaselo a tu amigo Neymar que "não vale tudo", a los políticos, empresarios y sindicalistas corruptos, y a los idiotas que te defienden y que te ponen como chivo expiatorio. Lo siento, como dice mi amigo "Pepe", solo soy un transductor electro acústico, o un altoparlante, como dice vos, ¡Che!

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