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Liderazgo empresarial para el desarrollo sostenible

Durante las últimas décadas, y particularmente en los años ya transcurridos de este siglo XXI, se han venido sucedido impactantes acontecimientos de muy diversa índole que han evidenciado desde una perspectiva global la fragilidad de nuestra sociedad y de nuestro planeta. Crisis humanitarias, catástrofes, desastres naturales, pandemias o conflictos armados que nos han hecho tomar un mayor grado de conciencia sobre la necesidad de promover un desarrollo mundial justo, integrador y sostenible. Porque, junto a las bondades que nadie puede negar a la globalización, sería deshonesto ocultar que, paralelamente, genera o tolera peligrosos desequilibrios. Son millones las mujeres y hombres que carecen de libertad y derechos, que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, que no disponen de hogar o trabajo digno, ni tampoco pueden educar a sus hijos. Son muy graves igualmente las secuelas medioambientales que se le pueden asociar, como la deforestación y desertización de amplios territorios, la extinción de especies animales y vegetales, la contaminación de suelos y acuíferos y, sobre todo, el calentamiento global.

En este contexto, el concepto de desarrollo sostenible ha ido cobrando notable fuerza desde que la Organización de Naciones Unidas lo utilizara por primera vez en 1987 para referirse a un modelo de progreso capaz de satisfacer a un tiempo las necesidades del presente sin hipotecar el bienestar de las generaciones futuras. Es decir, un desarrollo que tenga como fin una sociedad más próspera y justa en un marco de respeto y preservación del medio ambiente y su biodiversidad.

Este ideario quedó definido en unas metas concretas en 2015, cuando Naciones Unidas aprobó en una histórica cumbre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030, herederos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) impulsados igualmente por la ONU y que, si bien no se culminaron en el plazo previsto, sí que han permitido comprometer a gobiernos, organizaciones sociales y empresas.

Prueba de ese alto nivel de compromiso y coordinación es el Pacto Mundial, la iniciativa liderada por Naciones Unidas en torno a los ODS y que en la actualidad cuenta con más 13.000 entidades internacionales asociadas, entre ellas Formagrupo, lo que la convierte en la mayor organización mundial vinculada a la responsabilidad social empresarial. Un Pacto Mundial que está llamado precisamente a ser la vanguardia de los ODS, canalizando el poder transformador de las empresas y su capacidad para liderar mejoras en la calidad de vida de las personas con respeto al medio ambiente.

Este compromiso creciente de las empresas con el desarrollo sostenible supone una profunda revisión de la doctrina corporativa dominante durante varias décadas inspirada en pensadores como Milton Friedman, para quien la responsabilidad social empresarial era una y solamente una: utilizar sus recursos para incrementar sus beneficios, tal como argumentó en el célebre artículo "The social responsibility of business is to increase its profits", publicado en "The New York Times Magazine" en septiembre de 1970.

La evolución experimentada por la responsabilidad social corporativa en los últimos tiempos está suponiendo un verdadero contrapunto a la doctrina del icono de la Escuela de Chicago y Nobel de Economía. Lo demuestran el cada vez mayor volumen de corporaciones que apuestan por conjugar resultados económicos y compromiso social, demostrando además que es rentable en términos de negocio. De ahí la expansión que están adquiriendo la sostenibilidad en el marco de la gestión empresarial, redefiniendo conceptos como valor, beneficio, rentabilidad?

Quizás el turístico sea el sector que con mayor decisión se ha implicado con el desarrollo sostenible. Así quedará patente durante el 2017, declarado Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo por la ONU y que, en palabras del secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Taleb Rifai, será una oportunidad única para ampliar la contribución de este sector a los tres pilares de la sostenibilidad: el económico, el social y el medioambiental.

Con este objetivo, la OMT y la Red Española del Pacto Mundial han impulsado la iniciativa "Turismo responsable: un compromiso de todos" junto a 13 empresas vinculadas a la actividad turística, entre ellas Formagrupo; empresas comprometidas con el desarrollo sostenible y, consecuentemente, con los ODS. Una iniciativa que debiera ser exportada, convenientemente adaptada, a otras áreas de actividad empresarial, puesto que la meta última que se persigue es un mundo mejor en lo humano y lo medioambiental, cuestión que es responsabilidad de todos, sin excepciones.

Lise Kingo, directora ejecutiva del Pacto Global, afirmaba durante Cumbre 2016 de esta organización que "necesitamos líderes corporativos pioneros y empresarios que puedan construir las sociedades sostenibles del mañana". Una opinión que comparten casi el 50% del personal directivo, para los que las empresas debieran ser el motor más importante para alcanzar los ODS, según un informe de Accenture Strategy realizado en más de 100 países y 25 sectores de actividad.

Consecuentemente, avanzamos hacia un tiempo de nuevos compromisos, con un liderazgo y una cultura de empresa cada vez más alineada con las expectativas y aspiraciones de la sociedad, más implicada con sus "stakeholders" y la sustentabilidad de sus comunidades, con valores que trascienden el mero interés económico; con propósito de contribuir a un desarrollo social y medioambiental más justo y ecuánime.

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