Tiempo hubo en que en este día final de Julio, Gigia vivía la fiesta de los poderes crecientes, el de los hijos San Ignacio en Ceares, y el del esposo de doña Ignacia, en Somió. Nacía una "era", para algunos, dorada; pasó, y dejó de rendir la mies. Y este día, hoy para Gigia, solo es final de mes.
Y sin era, sin bable, sin arcos ni flechas? y sin mies, la mayoría de los gigios mal llegamos, infelices, a rematar el mes.
D'Andrés, de la sangre limpia de los Manfer de la Llera y San José, no ve llegar la "era" dorada en que el asturiano, amor de su padre, se extienda, hable, escriba y cante?; pero en la siembra sigue. Otros, quieren recoger antes de sazón, y obtener del bable, provecho de rica mies?
Los ACOM, reforzadores aconfesionales, -no los de la Asociación de las Comarcas Mineras del buen Barbón-, que no llegaron a comprender el acuerdo municipal de Gijón, tampoco entienden, ni comparten, la sentencia fina y rubiera que recibió su "demanda" contra el acuerdo municipal; y al Tribunal Superior marchan serenos, alegres, valientes y osados, buscando mejor resultado a su afán.
Pena que en su recorrido legal de Gijón a Oviedo, no pasen por Gaza, en la que a Miguel Ángel, otro San Miguel, volvieron a dejarle los de siempre "sin voz y sin palabra", aunque apto para seguir sembrando a dos manos solidaridad, libertad y democracia. Miguel, desde infante, sabe de la siega de vidas en albor al albur de las bombas en racimo...; y cómo los vendimiadores, siguen vendimiando. Sembrar y sembrar para que algo brote y crezca?, cantó San Miguel de Gigia, y "Su voz fue escuchada".