"En caso de duda haz periodismo". La frase, que en LA NUEVA ESPAÑA nos resulta tan familiar por las veces que la escuchamos y el significado que encierra de poner la misión de informar por encima de todo, resume mejor que cualquier otra las razones por las que merecidamente el Consejo de Gobierno del Principado ha otorgado la Medalla de Oro de Asturias a José Manuel Vaquero.

Vaquero es ante todo un gran periodista, con una cabeza privilegiada para anticiparse a los acontecimientos y relacionar hechos aparentemente inconexos, que supo al mismo tiempo reinventarse como hombre de empresa para cumplir con las obligaciones que Prensa Ibérica le encomendó al frente de LA NUEVA ESPAÑA y posteriormente del grupo. Aúna olfato periodístico y visión para los negocios, cualidades que raramente se dan en una misma persona y que resultan imprescindibles porque no hay periodismo independiente y de calidad sin una empresa solvente que lo respalde.

Recibe José Manuel Vaquero la Medalla de Oro por su compromiso con Asturias, tierra de la que nunca quiso alejarse pese a las tentadoras oportunidades profesionales que se le presentaron a lo largo de su dilatada trayectoria. También por su firme defensa de la libertad de expresión y la tolerancia, y su empeño en poner la labor informativa al servicio de la independencia y el rigor profesional, valores de los que podemos dar fe cuantos trabajamos bajo su dirección en esta casa. No conozco un periódico tan firme, valiente y libre en el desempeño de su tarea, abierto no ya a opiniones plurales sino incluso contrarias a la propia línea editorial, como el impulsado por Vaquero.

La historia reciente de Asturias no podría contarse sin LA NUEVA ESPAÑA del mismo modo que la historia del diario, que este año cumple 80 años, estaría huérfana sin la figura de José Manuel. Discreto y sorprendentemente tímido, impaciente en un oficio que no admite dilaciones, intuitivo, trabajador infatigable que dio una y mil muestras de que la exigencia empieza por uno mismo, frío en apariencia pero cálido para los que le conocen bien, Vaquero es una referencia para cuantos trabajamos en el periódico que él y su equipo convirtieron en uno de los grandes: el octavo más leído de España pese a editarse en una comunidad autónoma de apenas un millón de habitantes, posición a la que continúa sólidamente aferrado.

Algunos de los periodistas más brillantes que ha dado esta tierra le consideran un maestro, sin duda el mejor y más completo de su generación. Quienes hacemos LA NUEVA ESPAÑA celebramos con orgullo que su inteligencia, su tesón, su buen hacer y su enorme cariño al periódico, al que ha dedicado su vida, y a Asturias hayan encontrado el reconocimiento de los asturianos a través de la Medalla de Oro. Una distinción de justicia para un periodista ejemplar.