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Clave de sol

Lo primero el bien común

Es costumbre en este tiempo asistir, a través de los medios de comunicación, a declaraciones y debates de sedicentes expertos o, por lo menos, opinantes y hasta con frecuencia definidores dogmáticos sobre los acontecimientos políticos que nos afligen. Entre todos ellos, siempre habrá uno que de algún modo conecte con nuestras propias opiniones o nos ofrezca alguna idea aprovechable para argumentar en las tertulias.

Pero la realidad es más dura que todas las opiniones por respetables que sean. Y sólo una cosa es cierta: que todas las formaciones buscan primero su propio interés y mucho después, en el mejor de los casos, el tan proclamado bien común que habría de ser la meta primera y principal de toda actividad pública.

A la hora de redactar este comentario de urgencia se nos notifica la convocatoria de una declaración, puede que solemne, por parte de una de las formaciones juveniles y redundantes, que se supone tendrá que ver con el posible desbloqueo de la situación. Sea cual fuere el contenido de esas anunciadas manifestaciones ante los medios informativos, imagina el comentarista que se tratará de una oferta en tal sentido pero con algunas cautelas.

Cualquier iniciativa legal que contribuya a resolver el estancamiento político para poder formar Gobierno y enderezar el rumbo sería digna de celebrar. Pero, como se decía en el final de la película "Con faldas y a lo loco", nadie es perfecto. Y por ello no cabe esperar soluciones mágicas.

Si hubiera que ir a unas terceras elecciones nada mejor, como escribíamos aquí, que un barrido de los ya quemados aspirantes actuales para someter a consideración otros candidatos de relieve. Que tampoco tienen que ser precisamente jóvenes o inexpertos populistas de nuevo cuño.

El caso es echar a andar.

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