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Sol y sombra

A Sánchez se le espera

El mayor desprecio de Felipe González a Pedro Sánchez son sus elogios a Albert Rivera por haber protagonizado el primer "acto de responsabilidad política desde las elecciones". Con ellos se estrecha el cerco socialista al secretario general dispuesto a no bajarse de la burra por entender que una abstención podría significar su posterior renuncia.

Pero Sánchez ha aguantado más siendo mayor su fracaso que otros que lo precedieron con mejores resultados y se vieron, sin embargo, obligados a dimitir, en algunos casos de forma fulminante. No hay demasiadas oportunidades ya para él después de haberlas desaprovechado todas y de empeñarse en una huida hacia adelante que en estos momentos tiene como meta su propia defenestración. Digo en estos momentos porque la política suele reservar sorpresas.

Por ejemplo, ¿quién le iba a decir a Rita Barberá, imputada por corrupción, que terminaría decidiendo sobre indultos o aforamientos que la afectan a ella y a su propio partido? El mismo partido, procesado, tendrá que someterse al trágala de tener que hurgar en su propia conducta, aunque sabemos que las comisiones políticas de investigación sirven para todo menos para lo que su nombre indica.

De lo que trata ahora es de investir a un gobierno que no cuenta con los votos suficientes: si el PP y C's desbloquean esta posibilidad tendrá que ser el PSOE o algunos diputados socialistas quienes la respalden con su abstención puesto que los nacionalistas vascos no se moverán hasta sus elecciones y tampoco entran en los planes de Rivera. A Sánchez se le espera.

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