La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los aranceles pueden salvar el TTIP

Los defensores del tratado de libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, el TTIP, hace meses que dan por perdida la batalla de la opinión pública.

La izquierda alternativa y sus satélites ecologistas, ONGD y parte de la socialdemocracia han asumido las tesis más duras contra el TTIP. Vienen a concluir que este acuerdo con la primera potencia sería el fin de los Estados de Bienestar, los derechos sociales y laborales y la seguridad alimentaria.

Los detractores de este acuerdo han creado demonios fácilmente comprensibles e identificables por la población, como los "peligrosos" transgénicos, los contratos precarios o la injusticia fiscal. Curioso en algunas ideologías, sobre todo las que se consideran progresistas, que emanan un tufo proteccionista decimonónico que tira de espaldas.

El debate sobre el TTIP se debe abordar con la cabeza fría y recordar que la mayoría de veces en que se ha apostado por el libre comercio a Europa y a España no les ha ido nada mal. No se trata de abrazar con entusiasmo o abominar de primeras el TTIP, sino de reflexionar sobre los pros y los contras para poder afrontar una negociación seria que espante los fantasmas de la pérdida de derechos y que no cambie el seguro y riguroso sistema alimentario europeo. Mientras este tratado está en punto muerto, los estadounidenses miran cada vez más al Pacífico, los chinos monopolizan el emergente sudeste asiático y los rusos recomponen su relaciones con Turquía y las ex repúblicas soviéticas. Europa puede quedarse sola si sigue mirándose el ombligo.

Recientemente el Eurobarómetro para la Comisión Europea reveló que el 53% de los ciudadanos está a favor de acabar con la barreras comerciales mientras que solo el 32% defiende mantener trabas arancelarias, sean técnicas o económicas. Y es ahí donde los defensores del TTIP pueden "vender" las bondades de un tratado bien negociado. En estos momentos, la barreras arancelarias para entrar en EE UU son altísimas en productos en los que España es competitiva como el calzado, las hortalizas, los cítricos, el textil, los productos cárnicos o el azulejo y sus derivados. Además, la actual situación sólo permite a las grandes empresas y multinacionales poder abrirse mercado en Norteamérica, de la misma manera que las grandes corporaciones estadounidenses son las únicas que se abren camino en Europa. La eliminación de barreras de entrada facilitaría y mucho el acceso a las pymes españolas en el mercado americano al hacer más barata la exportación y permitiría la participación en los procesos públicos de obras y servicios, ahora vetados.

El 67% de las exportaciones españolas son a la UE. Los envíos de España a EE UU sólo corresponden el 0,6% de lo que consumen los estadounidenses mientras que Reino Unido y Alemania superan el 3%. Hay margen para crecer y un mercado de 318 millones de habitantes. La caída de aranceles sería clave para que miles de pymes se internacionalizaran en un país rico, serio y seguro para hacer negocios.

Compartir el artículo

stats