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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Regalos y lisonjas

Los concejales y los altos cargos del Ayuntamiento de Gijón no podrán recibir regalos de valor superior a 50 euros, según marca la nueva ordenanza de buen gobierno y transparencia. En pura lógica, no deberían aceptar regalo ni obsequio alguno por el desempeño de su labor municipal, tanto por higiene propia como de la institución a la que representan.

La ordenanza debería poner en cuarentena a los que acepten obsequios valiosos, pero sobre todo a aquellos que, desde las afueras de la labor pública, utilizan la lisonja para ganarse el afecto de los políticos, cuando no su voto o la determinación favorable a sus propios intereses. Tan sospechoso es quien acepta el regalo como quien lo ofrece con el fin de obtener un beneficio que por lo general supera con creces el precio de la dádiva. Muerto el perro, se acabó la rabia.

Los ciudadanos desconfían de los servidores públicos porque se empieza por aceptar en verano unas lonchas de jamón y se acaba cargando a hombros por Navidad con un pata negra. No puede haber trato de favor en el ejercicio municipal, ni para dar ni para recibir, sean regalos o cantidades en efectivo de dinero negro. Se está abriendo la puerta a la corrupción cuando se acepta el primer obsequio.

Todos los políticos habrían de ser tan transparentes que debería poder verse a través del cuero de su billetera. La opacidad es mala compañera de viaje en el ejercicio intachable de la política.

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