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Vacaciones de los Rodríguez

El mes de agosto ha sorprendido a los jefes de los partidos llamados a formar gobierno en una posición parecida a la de los Rodríguez: aquellos padres que mandaban a la familia al lugar habitual de descanso mientras ellos se quedaban en el lugar de residencia habitual atendiendo a un trabajo que no permitía tantos días de asueto. Estar de Rodríguez era equivalente a estar libre de compromisos domésticos y por tanto con tiempo para ejercer transitoriamente de soltero.

Durante la dictadura franquista y antes de que llegase el destape, se hicieron varias películas sobre esa temática. Entre otras "El cálido verano del señor Rodríguez", que interpretaron en los papeles principales José Luis López Vázquez y Elvira Quintilla, y "Tres suecas para tres Rodríguez", con Toni Leblanc, Antonio Ozores y Florinda Chico. El guion era siempre muy parecido. Uno o más varones se quedaban solos en la ciudad y aprovechaban la circunstancia para tontear un poco y, si había suerte, intentar una aventura extraconyugal. Ni qué decir tiene (eran tiempos de pacatería generalizada y la censura obligaba a una moraleja edificante) que el asunto nunca salía bien y al final de la película los Rodríguez se reintegraban al seno de la familia convencidos de que las novedades (sobre todo en materia de sexo) son siempre peligrosas y no hay nada tan confortable como el hogar. Digo lo que antecede porque la situación tiene una cierta semejanza con la de nuestra clase política que ha llegado al mes de agosto sin ponerse de acuerdo sobre la investidura de un jefe de Gobierno y corre el riesgo de una tercera convocatoria de elecciones si llega a septiembre sin conseguirlo. Conscientes de que la ciudadanía vería con malos ojos esa salida, los dirigentes de los principales partidos han enviado a sus familias de vacaciones y ellos van y vienen mientras se supone que negocian el desbloqueo de la situación. Del señor Iglesias y de su lugar de descanso no sabemos prácticamente nada; del señor Sánchez sabemos por la señora Cifuentes que está tomando el sol en la playa; del señor Rajoy sabemos por la prensa que está en su refugio pontevedrés dando higiénicos paseos por el campo que aún permanece sin quemar; y del señor Rivera sabemos que ha enviado una carta abierta a los militantes del PSOE, en la que los invita a apoyar la abstención durante la más que probable investidura de Rajoy, aunque les promete acompañarlos en la tarea de darle toda la caña del mundo desde la oposición.

"De este modo -los alecciona- podríais exigir a un gobierno en minoría del PP, como haría Ciudadanos, las reformas, la regeneración y el control a la corrupción que nunca ha querido hacer el partido de Rajoy". Lo que muchos no acaban de entender es cómo desde la oposición se puede investir a un Gobierno para obligarlo acto seguido a que se desdiga de la política que lleva practicando desde que accedió al poder. Para eso sería mucho más práctico aliarse con otros que estén de acuerdo en esa misma tarea.

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