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Clave de sol

Anécdotas eventuales

El momento político en España es ahora tan confuso y su salida tan impredecible que nos remite a los tiempos de la transición cuando la situación era tan fluida que todo podía suceder. Los episodios curiosos de entonces pueden llenar muchas páginas, pero había personajes más propicios que otros para protagonizar anécdotas. Uno de ellos, sin duda, Pío Cabanillas, ministro que lo fue todo en el centrismo original de Adolfo Suárez.

Conservo de él alguna curiosa carta de su tiempo como titular de la cartera de Información y Turismo, después de Cultura, ministerio con el que los periodistas de la época tuvimos algunas agarradas. Don Pío, como buen gallego, mantenía su sentido del humor. Una de sus cartas fue benévolamente admonitoria sobre el tratamiento de alguna noticia conflictiva.

La otra, anterior, en respuesta a cierta alegación personal, confesaba su pesar por no desempeñar la plaza de registrador de la Propiedad en Pola de Lena, de la que era titular. Lo que le permitiría, decía, una vida tranquila y pueblerina, con su peña de amigos, sus paseos al atardecer y sus partidas de dominó. A él se le atribuye esta reflexión sobre las primeras elecciones en los años 70: "Todavía no sabemos quiénes vamos a ganar".

Del rey emérito, don Juan Carlos, sobreabundan los sucedidos curiosos. En una audiencia a un grupo de periodistas nos contaba, en lenguaje coloquial, algunas travesuras por el cultivo de sus aficiones: un día recogió en su moto a un conductor que se había quedado sin gasolina en carretera para llevarlo a una estación de servicio. Al despedirse, el auxiliado reparó que el auxiliador debajo del casco se parecía al rey, que replicó: "No lo crea. Los reyes no andan en moto porque no los deja la parienta".

Sirvan estos ligeros recuerdos para entretener la espera hasta que el caso Rajoy nos dé algo que comentar. Con sustancia, digo.

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