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Clave de sol

La dificultad de hacerse entender

Con frecuencia se interpreta que un comentarista de prensa ha de tomar partido de manera explícita. Pero no siempre lo periodístico requiere un tratamiento problemático pues la intención del autor puede ser la de poner de relieve la simple existencia de una realidad digna de ser ponderada por el propio lector, al que se intenta aportar elementos de juicio.

Es verdad que quienes escribimos en los papeles hacemos lo que se entiende por artículos de opinión. Que, como su propio nombre indica, da a entender nuestras preferencias. Por otra parte, no siempre bien interpretadas o quién sabe si no claramente expresadas.

Sería el caso de mis comentarios de hace tiempo sobre la entonces numerosa colonia gatuna -alimentada por personas misericordiosas- en una zona ovetense, animalitos que sufrían una gran mortandad aplastados por los automóviles. Una presencia bien vista por unos vecinos, pero muy mal por otros. Mi conciliadora glosa de entonces pretendía ser una lanza rota a favor de resolver la situación.

El caso tuvo repercusión mediática, pero polivalente pues el autor recibió varias cartas de lectores: en unas era felicitado por estar a favor de los gatos y en otras también felicitado ¡por estar en contra de los gatos! El autor estuvo a punto de padecer una crisis existencial.

La historia se repite en cierto modo pues hubo producciones en esta columnita eventual que han tenido ahora mismo una interpretación ambivalente. Después de lo cual, uno ya no sabe si está a favor o en contra de los toros, los políticos, los filósofos, los creyentes, los agnósticos y los curas. Incluso de los gatos.

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