Los temores nacidos de los gritos racistas del domingo se van a ir cumpliendo. La Liga aprovecha que El Molinón tiene menos peso que otros campos y que estamos en la primera jornada para dar un escarmiento y un aviso a navegantes para que no se repitan tan desagradables hechos. Habría mucho que decir al respecto, pero el verano es estación que llama a la concordia y no hay mejor fórmula que tener la fiesta en paz. Pero ocurrieron en el pasado hechos más graves ante los que instancias muy importantes pasaron de largo y silbaron hacia arriba. En Gijón y fuera de Gijón. Y el que tenga oídos para entender que entienda.
Que los gritos de un grupito de indocumentados no sean árboles que nos dejen ver el bosque de una Liga que ha comenzado con tintes apasionantes. Las sorpresas han ido saltando de campo en campo y las dos de la noche del lunes no fueron las menores. La victoria del debutante Leganés donde lució un viejo conocido del mundo rojiblanco, Guerrero, ha sido, sin duda, el resultado de la primera jornada. Quienes consideraban a los recién ascendidos carne de cañón van a tener que ir replanteando los pronósticos. Lo sucedido en Vigo es más llamativo que lo de Valencia, donde la UD Las Palmas ha dado un golpe inicial cuyo significado habrá que ir evaluando según pasen las jornadas. El Valencia es el símbolo de la crisis y por ella camina en los inicios de la competición.
El Sporting no ha sido ajeno a esa competición en la que caben todas las sorpresas posibles. Su victoria ante el Athletic Bilbao (no se olvide, quinto la temporada pasada) es uno de esos resultados que anuncian solidez a un equipo casi totalmente nuevo. Claro que es muy pronto para pronosticar lo que vaya a suceder a lo largo de una temporada complicada y dura en la que habrá altibajos a los que han de hacer frente el gran timonel y los suyos con la serenidad mostrada en ejercicios anteriores en los que las posibilidades iniciales fueron más pequeñas que las actuales.
Por lo que cuentan los más finos analistas del lugar al Sporting le falta la incorporación de un delantero que cubra las espaldas del prometedor Cop, que ha marcado en los dos partidos que ha jugado en el Anfield del Piles en prueba de que conoce el oficio de ariete. Porque, damas y caballeros, señoras y señores diputados, como diría Jorge Valdano, para qué sirve un "nueve" si no marca goles. Pues eso, el "nueve" tiene que hacer los goles necesarios para las victorias que dan los puntos necesarios para llegar a la permanencia, objetivo irrenunciable del mundo rojiblanco.
Resulta que ayer fue martes, aunque esto sigue sin ser Bélgica, aunque lleve camino de serlo en algunos aspectos, y ya se calientan los mecheros para el partido de Vitoria, donde espera un Alavés, autor de un empate de oro en el Calderón. Un tiro, un gol, un punto. Nadie ha hablado del penalti que le señalaron en contra y que olió a falta fuera del área. El Alavés, recién ascendido, tiene detrás una historia muy valiosa y tiene un presente que amenaza dificultades para este Sporting ilusionante.
