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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Broma de mal gusto

Es broma de mal gusto obligar al desalojo de una iglesia por falsa amenaza de bomba, como ocurrió ayer en el templo parroquial de San Pedro. En los tiempos que corren, de fanatismos exacerbados que conducen al enconamiento miserable cuando no al baño de sangre, sólo a un individuo escaso de masa cerebral se le ocurre telefonear anunciando la inminente detonación de un explosivo en un recinto sacro. Imagino la cara de espanto -o no, que es hombre de natural sereno y comedido- del párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, tras avisar la Policía de la necesidad de desalojar una de las iglesias más señeras de Gijón, al mando además de uno de los sacerdotes más notables de la diócesis, de prédica respetabilísima.

Al manguán que tuvo la insana ocurrencia, seguramente un lerdo, un iletrado, habría que condenarlo, para purgar la culpa de su detestable humorada sin gracia, a limpiar durante un año las telarañas del templo, si las hubiera; a pasar el cepillo, por el suelo primero y por los bancos después, a la hora de las funciones religiosas y los oficios, y a gastar unas cuantas horas en fiestas de guardar en el rincón de pensar de la girola, a la vista severa de los personajes evangélicos de los mosaicos magníficos que con bíblica maestría tejió hace unos años el jesuita esloveno Rupnik, para muchos expertos el Miguel Ángel del arte sacro del siglo XXI. Y a rezar, como penitencia impuesta por Gómez Cuesta, no sé cuántos padrenuestros y otras tantas avemarías.

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