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Clave de sol

Otra vez las dos Españas

Curiosa coincidencia en este fin de verano en vísperas con la agitada sesión de investidura que muestra una vez más la propensión de los españoles a la bipolaridad. Son esas dos Españas proverbiales, desde la pérdida de las colonias y sobre todo la Guerra Civil del 36, que creíamos superadas con los aciertos de la Transición y fueron recuperadas por un calamitoso zapaterismo, estilo que ahora amaga con volver a radicalizar la convivencia.

Uno se pregunta por qué hay que plantear la política sañudamente en contra de algo o de alguien, mirando hacia atrás con ira, en vez de proponer planes de futuro tratando de obviar esa estéril política marcadamente pendular. Los que, como niños de posguerra, conocimos otras etapas anteriores, cargadas de carencias y dificultades, sabemos que hoy, a pesar de todo, vivimos en el mejor de los mundos posibles.

Es lo que hay. Las quejas, los separatismos, las crispaciones y los experimentos no son otra cosa que una manifestación de lo que en Asturias se entiende por refalfie. Es difícil aceptar que las políticas de estos últimos años hayan sido nada más que lesivas para el bien común de los españoles sin mezcla de bien alguno.

La situación de España, que puede entrar en riesgo de naufragio, no soporta demoras con polémicas si son galgos o podencos. Ese mejor mundo posible se puede venir abajo después de un verano que ha batido todas las marcas sintomáticas de bienestar social y de turismo extranjero.

Seguro que volveremos a tener el llamado síndrome posvacacional, conjunto de supuestos trastornos psicosomáticos de autocompasión por los buenos días perdidos de los disfrutes veraniegos. Clara demostración de un refalfie consecuente con una relativa prosperidad que entendemos se nos debe de justicia.

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