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Cien líneas

Castejón

De arenal en arenal, entre chiringuito y chiringuito, bajo este o aquel parasol y sin apenas levantar la vista del inevitable novelón agosteño Castejón ha ganado la partida política.

Si José Luis Rodríguez Zapatero es Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba es Rubalcaba, Pedro Sánchez-Castejón ha de ser Castejón salvo que ese apellido se quiera trasconejar según apuntan ciertos rumores...

Me explico. El pacto de investidura entre PP y C's supone un incremento del gasto público de 30.000 millones de euros -al cambio, cinco billones de pesetas- cuando España realmente necesita una reducción de esa rúbrica en al menos 30.000 millones de euros. Si el Cid ganó una batalla después de muerto Castejón acaba de vencer en una cruda guerra sin abandonar el traje de baño: no cabe un programa más rematadamente socialista y firmado ¡por los dos partidos de derechas!

Quizá en la votación de hoy se descuelguen algunos socialistas y Rajoy acabe investido contra pronóstico o quizá Errejón encabece un grupúsculo en ese mismo sentido porque ya se sabe que la extrema izquierda siempre hace carrera a partir de aparatosas traiciones. Es igual, el programa está ahí, negro sobre blanco. El nombre del administrador es lo de menos.

A Castejón y los suyos les ha tocado la lotería. Quizá logre, en un mes, incluso el premio gordo porque sumando y sumando los números pueden acabar saliendo.

La mala suerte está echada, amigos: socialismo y más socialismo. Sea el de Rajoy-Rivera, el de Castejón o el de Javier Fernández que, ay, cada día me cae mejor.

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