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Pablo Álvarez

Análisis | El proceso para nombrar al gerente del Hospital deja serias dudas sobre un proyecto de 500 millones

Pablo Álvarez

El HUCA no sabe qué quiere ser de mayor

Hay niños que no saben lo que quieren ser de mayores. Algunos llegan a adultos y siguen sin saberlo. Y no faltan los que se mueren sin haberse aclarado nunca de lo que querían hacer con sus vidas. El nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tiene dos años y pico, y no parece tener decidido qué dirección va a tomar. Lo peor es que su papá le dice una cosa y su mamá otra. Con lo cual, la criatura titubea, se pierde en disquisiciones y corre el riesgo de no llegar a ningún sitio.

Hace ahora un año. La designación, el pasado jueves, de Luis Hevia Panizo como nuevo gerente del HUCA ha puesto fin a un proceso que merece un análisis sosegado. Todo comenzó hace un año, cuando el nuevo equipo directivo de la Consejería de Sanidad decidió renovar a Manuel Matallanas como director del complejo hospitalario y del conjunto del área sanitaria de Oviedo. Se determinó entonces que la prórroga del doctor Matallanas duraría hasta finales de mayo de 2016, cuando cumpliría 65 años y se le aplicaría la misma normativa de jubilación que a la inmensa mayoría del personal de la sanidad pública. Dicho de otro modo: hace un año se sabía que había que ir buscando un nuevo gerente para el HUCA.

Un 20 por ciento del presupuesto regional. Buscar un gerente para el HUCA y para el área sanitaria IV son palabras mayores. El puesto implica la gestión anual de casi 600 millones de euros (si se suman atención primaria y especializada) y más de 6.000 trabajadores. En números redondos, un 40 por ciento del presupuesto sanitario de Asturias y cerca de un 20 por ciento del presupuesto global del Principado. Por consiguiente, la gerencia del HUCA es una plaza de importancia capital en el organigrama del Principado. Máxime cuando la construcción del actual recinto sanitario ha supuesto a las arcas regionales una inversión de unos 500 millones de euros, una cifra astronómica en una época de crisis que se impone rentabilizar del mejor modo posible. Por delante había unos cuantos meses para ir diseñando ese relevo tan decisivo.

Arranca el proceso. Un tanto irritado porque se veía capacitado para seguir en activo, pero sin exteriorizar demasiado su enfado, Manuel Matallanas se jubiló el pasado mayo. Hizo saber a sus superiores que, a su juicio, lo más idóneo era que le sustituyese su "número dos", José Fernández, a quien veía como garante de la continuidad de su gestión. Otra cosa es que sus superiores desearan continuidad o prefiriesen un cambio de rumbo. Sea como fuere, la Consejería de Sanidad convocó un concurso para buscar un nuevo gerente para el HUCA. El nombramiento se llevaría a cabo mediante libre designación entre los candidatos que se presentasen. Es decir, manos libres para la Administración.

La intervención de Presidencia. Este primer concurso se llevó con la máxima discreción. El secreto se rompió cuando LA NUEVA ESPAÑA publicó que el consejero de Sanidad, Francisco del Busto, y su equipo habían planteado nombrar gerente del HUCA a Alfonso Flórez, un gijonés con amplia experiencia en gestión sanitaria, en Asturias y en muchos otros lugares. Esa propuesta llegó a Presidencia del Principado, y cuando Javier Fernández preguntó algunos datos elementales sobre el aspirante, supo que Flórez tenía 68 años. Los gritos en los pasillos de Suárez de la Riva debieron de ser estremecedores. ¿A quién se le había ocurrido nombrar a un gerente de 68 años cuando al anterior lo habían echado alegando que cumplía los 65 que marca la jubilación? A alguien se le había ocurrido, porque Alfonso Flórez echó por tierra los desmentidos del Gobierno regional cuando honradamente declaró a este periódico: "Presenté los papeles para la gerencia del HUCA porque me lo pidieron"

A por la segunda vuelta. Del Busto y los suyos debieron de quedar un tanto aturdidos por la bronca, porque tardaron varias semanas en reaccionar para declarar el concurso desierto y convocar una segunda vuelta. No se supo entonces el dato que la Consejería desveló el pasado jueves: que a ese proceso selectivo habían concurrido cuatro candidatos. Lo demás era evidente. Habían convocado un concurso y todo lo habían fiado a un solo candidato, que fue tumbado desde instancias superiores. Había que afinar en la segunda vuelta.

Más allá del Pajares. En este segundo concurso, el consejero de Sanidad decidió rebasar las fronteras de Asturias y preguntó por posibles candidatos a algunos colegas del PSOE de otras comunidades autónomas. El Partido Popular comenzó a difundir la especie de que "el Gobierno regional está buscando un socialista dúctil y maleable, y no un profesional de la gerencia". Además de anunciar el concurso en el Boletín Oficial del Principado (BOPA), se publicitó en la prensa regional, incluso en la nacional. La idea que se transmitía era que no había fronteras en el objetivo de convertir al HUCA en un hospital de referencia nacional. De hecho, las bases del proceso permitían presentarse incluso a gestores ajenos a la función pública, con el fin de contar "con un mayor y heterogéneo número de aspirantes que concurran en condiciones de igualdad".

La decisión. Finalmente, el elegido fue Luis Hevia Panizo, antaño gerente de atención primaria y de hospital en el área sanitaria de Gijón. En esta etapa trabó una buena relación con Francisco del Busto. Con el Consejero y con mucha más gente, puesto que sindicatos, trabajadores y compañeros del ámbito de la gestión alaban su talante personal. Desde que en 2011 dejó la gerencia del Hospital de Cabueñes, había regresado a su puesto de médico de atención primaria en el área sanitaria de Jarrio.

La respuesta del Consejero. En la rueda de prensa en la que dio a conocer el nombramiento, el consejero de Sanidad fue preguntado sobre si Luis Hevia se había presentado al primer concurso, el declarado desierto. La respuesta fue amplia y esclarecedora. Textualmente, dice así: "No se había presentado al primer concurso. Se había hablado con él en el primer concurso, en aquel momento estaba de baja por un accidente importante que tuvo yendo a un aviso domiciliario [a atender a un paciente]. En aquel momento no le parecía conveniente comprometerse, por su situación. En esta situación sí hemos conseguido que verdaderamente se comprometiese a entregar sus papeles y a solicitar su convocatoria y su aceptación en la convocatoria de este concurso". Muy pocos días antes, y con el plazo de presentación de candidatos ya concluido, Del Busto había declarado a la prensa que su desconocimiento sobre el proceso selectivo era absoluto y que estaba esperando "una propuesta" del tribunal evaluador de los aspirantes. Es decir, que el Consejero no sabía nada y, al mismo tiempo, estaba gestionando el proceso en primerísima persona.

Sin datos sobre "los catorce". Al anunciar que Luis Hevia Panizo era el elegido, Del Busto aclaró que a la segunda vuelta habían concurrido catorce candidatos, diez de ellos de fuera de Asturias. La Consejería de Sanidad no ha querido desvelar sus nombres. Los miembros del consejo de administración del Servicio de Salud del Principado (Sespa) fueron informados del nombramiento, como es preceptivo, pero no de quiénes eran los otros candidatos. El Consejero destacó que Luis Hevia "es asturiano, y en consecuencia conocedor del sistema sanitario asturiano, no tiene que aprender nada sobre esto".

Hipótesis y control directo. No ha trascendido lo que sucedió en los despachos sanitarios de máximo rango, pero cabe realizar hipótesis altamente plausibles. La primera: el Consejero animaba a sus colaboradores a convocar un concurso de altos vuelos, incluso nacionales, mientras él apalabraba un gerente de confianza, primero en Gijón y luego en el noroccidente de Asturias. Segunda: se anunció la búsqueda de una estrella nacional de la gestión sanitaria, acorde con la ambiciosa proyección que se deseaba dar al HUCA, mientras lo que se buscaba era un gerente que no diera sustos y que permitiese al Consejero un control muy directo sobre un Hospital Central; tal vez sobre la base de que, de desbocarse en su galope, el HUCA puede causar un roto notable en los dineros y las listas de espera.

¿Tiene tirón el HUCA? Tercera hipótesis: algún día se sabrá quiénes eran los catorce candidatos, y entonces se podrá valorar en toda su extensión la grandeza de miras de la Consejería de Sanidad. No faltan quienes aseguran que, entre los presentados, hay aspirantes con un currículum brillante que no se adaptaba nada mal a la ambiciosa filosofía con la que se acometió el relevo. Con el tiempo, todo podrá ser medido y pesado. Cuarta: si el HUCA es un gran hospital, si se pretende que sea un referente en España, si se busca a nivel nacional un gran timonel que lo guíe en su singladura por "los siete mares", puede resultar desalentadora la apariencia de que esa búsqueda ha resultado infructuosa y se ha tenido que recurrir a gerentes que ya estaban aquí, al alcance de la mano, antes de iniciar toda la peripecia.

El tiempo hablará y la criatura decidirá. Después de todo lo dicho, resulta necesario subrayar que en absoluto se cuestiona la valía de Alfonso Flórez ni de Luis Hevia. El tiempo dirá si la elección es acertada. Lo que sí queda en tela de juicio, en el terreno de la incógnita, es lo que el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) quiere ser de mayor. Si quiere ser un barco seguro, que no dé problemas, que navegue despacio y eludiendo las galernas (que seguramente no es poca cosa); o si, por el contrario, aspira a ser un buque potente, estandarte de una tierra y de una cultura sanitaria, aunque eso suponga apostar por nuevos timoneles y arriesgar en algunas de esas travesías que generan orgullo y prestigio. Ante la duda, cobra gran relevancia que papá y mamá, y toda una región que se ha gastado 500 millones de euros en preparar a la criatura para la aventura de la vida, se pongan de acuerdo en cuál ha de ser su destino. Y resulta esencial que esos planes para el HUCA no cambien cada cuatro días ni cada cuatro años.

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