Las elecciones generales de junio y el pacto electoral de carácter estatal con Podemos dejó a IU de Asturias en una complicada o, quizás mejor, confusa situación. El partido liderado por Alberto Garzón se está diluyendo en la mayor parte del país ante las arremetidas de la formación que encabeza Pablo Iglesias; no así en esta región, en la que continúa teniendo una presencia institucional importante, tanto en el Parlamento como en las corporaciones locales. Pero eso sólo no basta: IU de Asturias está obligada a forjarse un futuro distinto en la nueva época política si es que no quiere verse engullida por el grupo morado.
Y eso lo sabe muy bien el actual portavoz de IU en la Junta General del Principado, Gaspar Llamazares, quien, tras la decisión del hasta ahora coordinador regional de la coalición en Asturias, Manuel González Orviz, de dejar la primera línea política, se ha convertido en el gran referente de la organización en la comunidad. Y para lograrlo, para seguir teniendo peso específico en la política asturiana, Llamazares sabe que no puede perder protagonismo. ¿Y qué es lo peor que le podría suceder para pasar a un segundo plano? Pues que el Gobierno autonómico cambiase de opinión y, por ejemplo, decidiese pactar los Presupuestos del Principado con el Partido Popular.
¿Qué es lo que busca Llamazares para evitarlo? Convertir a IU en la llave de un posible pacto de los tres partidos de la izquierda asturiana: PSOE, Podemos e IU. Lo ha venido procurando desde el comienzo de la legislatura sin ningún éxito, pero es consciente de que todo tiene un límite.
De ahí el temor del portavoz parlamentario de IU a cualquier tipo de acercamiento del PP al PSOE que pueda dar vía libre a un nuevo Gobierno de Mariano Rajoy; de ahí sus críticas de ayer a las declaraciones conciliadoras del líder de los socialistas asturianos, Javier Fernández, para intentar evitar unas terceras elecciones. Porque, lógicamente, habría contraprestaciones, que pasarían probablemente por que el PP facilitara la gobernabilidad en las autonomías socialistas, pasando Podemos a convertirse en el gran grupo de la oposición en la Junta General, arrinconando a IU.
