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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

En un lugar de las manchas

De la misma manera que en ocasiones un árbol impide ver el bosque, un manto de algas rojas en descomposición sobre la superficie marina puede ocultar el mar de fondo del problema del saneamiento de las aguas residuales que genera la población de la zona este de Gijón, donde evacuan 140.000 almas y sus respectivos tubos digestivos. Las máximas instancias judiciales sentenciaron ya hace meses que quedara en suspenso la arrancada de la depuradora de El Pisón, un equipamiento básico para completar el saneamiento de una ciudad incompleta en el tratamiento integral de sus aguas fecales. La instalación llevaba en obras desde el año 2012 pese a la franca y belicosa oposición de los vecinos de la zona y en ella se enterraron un buen puñado de millones de euros que se irán por el sumidero, si alguien no lo remedia; y es difícil remediar las decisiones judiciales que han caído en cascada, una tras otra, siempre del lado del movimiento vecinal afectado.

Gijón tiene un problema con el saneamiento y es un problema que huele, como una montaña flotante de algas putrefactas y restos de medusa. Un sudoku que se antoja irresoluble en estos momentos: no cuadran los números ni el lugar donde colocarlos. ¿Hay que desandar lo caminado, empezar de cero y construir una depuradora en un nuevo emplazamiento? ¿Es preciso negociar con los vecinos para que den su brazo a torcer en el empeño de autorizar la instalación paralizada? Hay 36 millones de razones para hallar una salida por la vía del interés general, tantas como costó una obra que se ejecutó, por cabezonería, en el lugar equivocado.

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