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Cien líneas

Patriota

A José Barluenga no le dieron el Nobel por sus investigaciones sobre la síntesis del taxol a gran escala, pero mucho se habló de esa posibilidad. Quiero decir que el catedrático de la Universidad de Oviedo, fallecido anteayer, era una figura de primerísimo nivel.

Un gran científico y todo un carácter, como el también químico y aragonés Rafael Usón, fallecido el pasado mes de enero, uno de los sabios españoles más destacados del siglo XX.

Usón llegó a Oviedo en 1960, al tiempo que Gustavo Bueno y, poco después, la geóloga Carmina Virgili, primera catedrática del alma mater asturiana y tercera en el conjunto de España. Menudo nivel tenía entonces la institución fundada por Valdés Salas.

Unos años después, el gobernador civil de turno le envió un escrito, casi un oficio, para enchufar a un alumno, y Usón, valiente, colgó la carta en el tablón de la facultad. Le hicieron la vida imposible y tuvo que acabar marchando. Oviedo perdió al genio.

Pero los aragoneses nunca nos han fallado. Poco después, llegó Barluenga y paralelamente otros químicos de las riberas del Ebro -algunos colegas los llamaban los maños con cierta aprensión- que convirtieron a la Facultad de Química de Oviedo en la mejor de España.

No daba entrevistas. Por fin lo logré. Y hace dos años aun otra. Me prohibió que la publicase, pero no le hice caso. Y es que en su día, me dijo, había dejado la avanzada Alemania para volver a la atrasada España por puro patriotismo.

Un patriota de izquierdas que, a la vista del panorama actual, tiene aún más mérito.

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