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Cien líneas

Casta

Primero, el PP entrega las fiestas de San Mateo a los de la ceja de ZP -a tanto el concierto, claro- y ahora, en un paso más, de pura lógica, el tripartito le da voz y asiento a un independentista, a Martiño Noriega Sánchez, alcalde de Santiago de Compostela, que supongo querrá cobrarnos la entrada de Alfonso II el Casto en su ciudad para, a fin de cuentas, fundarla.

Bueno, dirá exactamente lo contrario: fue cosa de Breogán. Pero seguro que acabaremos pasando por caja y no solo ideológicamente como es evidencia.

Ojo, es un independentismo municipalista o sea, cantonalista, la fase más degradada de todas las mareas vistas y por ver. Apuesto a que esta tarde no exclama ¡Viva España! desde el balcón central del Ayuntamiento carbayón.

En una sociedad post industrial como la ovetense las fiestas patronales no deberían ser en absoluto como se presentan, año tras año, porque, entre otras cosas, todos los fines de semana hay juerga sin fin. Más aún, los poderes públicos no tendrían que figurar en absoluto en ese empeño. Pero son insaciables.

Con la democracia, ay, se importó el modelo vasco, de la izquierda separatista vasca sobremanera, y las celebraciones se convirtieron en un tinglado ultrapolitizado donde los partidos chupan del bote como locos y demuestran que pueden hacer lo que les de la gana, por encima de leyes y vergüenzas.

Por eso llevan más de un mes de bronca feroz entre ellos. Un espectáculo lamentable y una señal infalible: hoy arrancan las fiestas de la casta, en absoluto las de una gran capital.

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