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Profesor de Economía Aplicada

Ciudadano X

Varias soluciones ante los peligros que acechan a nuestra democracia

"De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero".

(Benjamin Franklin)

Es famosa la cita que se atribuye erróneamente a Groucho Marx: "He aquí mis principios, pero si nos le gustan éstos tengo otros". Esta cita explica, entre otras cosas, el fracaso de nuestra democracia. El "donde dije digo, digo Diego" es uno de los recursos más manidos de nuestros representantes políticos en democracias bananeras como la española. Pertenecemos a una sociedad donde la mentira es el plato principal del menú de cada día, y donde la desconfianza ciudadana ha llegado a tal punto que todo parece lo mismo.

Si se pregunta a la gente en la calle, cree que los políticos están ahí para robar y para servir intereses espurios, y no para resolver los problemas sociales que nos acucian. Algunos creen además que son unos tíos y tías cojonudos y que si ellos estuvieran en su lugar harían lo mismo. Este estado de cosas es uno de los mayores peligros para nuestra democracia.

Muchos piensan que la democracia es el mal menor en comparación con sistemas dictatoriales de ordeno y mando, que no sólo conducen a la privación de libertades, sino también a la confrontación y a la guerra por la reconquista de las mismas. Alguien dijo que "a las dictaduras les pasa lo que a las bicicletas; si se paran, se caen": por eso, cuando se secuestran las libertades, no hay marcha atrás. Pero hoy en día hemos llegado a un punto de estancamiento en que es necesario preguntarse si los partidos políticos no han secuestrado nuestras democracias. ¿Cómo puede ocurrir que en el Partido Popular no paren los escándalos de corrupción y Rajoy no se dé por enterado? ¿Cómo puede ser que el Partido Socialista en Andalucía tenga dos antiguos presidentes de la Junta imputados por el caso de los ERES y la presidenta actual siga defendiendo su inocencia? ¿Cómo puede ser que el caso Villa y los escándalos relacionados con los fondos mineros se hayan silenciado en Asturias y no hayan llegado a los oídos de la opinión pública en nuestro país?

Cuando un representante político se somete a juicios como los que estamos comentando, caben dos posibilidades: que sean unos corruptos y hayan obrado con conocimiento; o que sean unos ineptos y que hayan permitido bajo su mandato la proliferación de este tipo de comportamientos. En cualquier caso, si son culpables, lo son de algo y no pueden escaparse de rositas, como hasta ahora ha sido el caso. ¿Cómo son posibles los escándalos de corrupción que afectan a la antigua Convergencia, y que -parece ser- han sido resueltos simplemente con la refundación de dicho partido? ¿Cómo pudieron ocurrir todos los escándalos que afectan al Honorable y su familia, cuando parece ser que eran de dominio público? ¿Cómo pueden existir regiones donde la corrupción es generalizada?

El sistema no funciona porque los partidos no representan a la ciudadanía, y se podría hablar incluso de un secuestro de la verdadera democracia. Piensen por un momento y díganme qué historia tienen todos estos partidos: ínfima. Sin embargo nos piden que les votemos y que elijamos entre la mediocridad. Eso es como pedir a un vegano que elija entre carne y pescado, o a un demócrata convencido entre una dictadura de derechas o una dicha de izquierdas, o elegir entre la caca de perro y la caca de vaca.

Si no funciona nuestro sistema de representatividad y creemos en la democracia, entonces habrá que cambiarlo. Imagino varias soluciones. Una de ellas son las candidaturas abiertas, en las que cualquier ciudadano que califique para ello pueda presentarse sin tener necesariamente una organización política que lo avale. Este sistema debería regirse por la información y la igualdad de oportunidades para posibilitar el conocimiento de los posibles candidatos. No obstante, este método tiene como posible desventaja la ingobernabilidad, si se favorece mucho la diversidad. Por eso, muchas democracias han privilegiado el bipartidismo que ha generado una falsa "estabilidad" debido a la alternancia, y favorecido la corrupción. Se sabe que este sistema es insostenible.

Los que trabajamos en problemas de optimización sabemos que una buena estrategia cuando se desea explorar nuevas posibles soluciones es el muestreo por importancia, que consiste en tomar una serie de muestras de una distribución de probabilidad subyacente que es desconocida, de manera que a partir de las muestras seamos capaces de inferir dicha distribución de probabilidad. En el caso de la política, consistiría en creer que nuestra sociedad es muy diversa y que los partidos políticos son una pésima aproximación a dicha diversidad. En nuestra sociedad hay personas de diferentes ideologías del espectro político; los hay religiosos con diferentes creencias, ateos, agnósticos; personas que defienden lo público y aquellos que creen en lo privado; monárquicos y republicanos; anarquistas; homosexuales, heterosexuales, transexuales; jóvenes y viejos; ecologistas, humanistas, taurinos y animalistas, etc. Toda esta diversidad solo se puede describir y tener en cuenta mediante un muestreo aleatorio.

La muestra así obtenida -si el muestreo es por importancia- corresponderá a la realidad subyacente en nuestra sociedad. Solo habría que asegurar diversidad en el muestreo y que las personas elegidas respeten los mismos principios o axiomas, y a partir de ahí, manos a la obra para construir nuestra sociedad. No harían falta elecciones, ni presidentes, porque la gobernanza se haría de modo continuo y desde el primer momento. Los representantes se elegirían por un mandato de dos a cuatro años, y todos estaríamos representados. Habría un consejo de hombres sabios que los aconsejaría en diferentes cuestiones y que tendrían un papel consultivo. Los hombres sabios deberían acreditarlo mediante su experiencia vital y su currículum vitae, y simplemente por serlo, sería un mérito con gran reconocimiento social. Y no habría ingobernabilidad ni líneas rojas, como ahora, porque las decisiones ser tomarían siempre por consenso.

Puede parecer contradictorio que la mejor manera de resolver un problema de falta de representatividad sea la aleatoriedad. Puede parecerlo en primera instancia, pero cuando vemos cómo los partidos políticos adoptan decisiones y otorgan cargos de confianza por vecino próximo, es decir, por codazos, lameteo y peloteo, y nos venden sus decisiones como óptimas cuando son todo lo contrario, entonces es fácil de comprender lo que digo. Pensar que el exministro Soria era el mejor candidato para un alto cargo del Banco Mundial, o que defraudadores como Cahuzac o Rato fuesen ministros de finanzas y de economía, los responsables de vigilar las finanzas públicas, es reírse de la ciudadanía. Es como poner a la zorra a cuidar de las gallinas, o a un invidente a vigilar el horizonte, o a Chaves y a Griñán a gestionar los dineros andaluces, o a Bárcenas a cuidar el cepillo de la misa, o a los sindicatos y a la patronal a gestionar los fondos de formación, es decir, un desastre ¿Cuándo estallará el siguiente escándalo? La avaricia rompe el saco. El muestreo por importancia lo llenaría, porque conductas asociales conllevarían la vergüenza y la ilegibilidad a vida. Además ninguna asociación político-mafiosa respaldaría dichas conductas. ¿Sencillo, no? Lo sencillo nunca interesa a los mediocres.

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