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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Faustino, el viejo roble

Faustino González Alcalde es uno de esos hombres consistentes, enteros y leñosos como un roble. Cercano a cumplir los 85 años, le ha llegado la hora de dejar de prestar el último servicio a la colectividad, como cuando estuvo en política, en los gobiernos de Rafael Fernández y Pedro de Silva o presidiendo el Parlamento asturiano, al frente de la Caja de Ahorros o en la directiva del Sporting.

La salud, esa dama de compañía que empieza a abandonarnos cuando la cabeza peina canas y apresuran el paso las hojas del calendario, impide a Faustino seguir desempeñando una tarea en la que ha estado enfrascado desde 2008, la presidencia de la Sociedad Filarmónica Gijonesa, una entidad musical señera que envejece, como sus veteranos integrantes. González Alcalde asumió el reto hace ocho años para evitar que la asociación desapareciera y ahora otros tendrán que tirar del carro y evitar que languidezca o muera un colectivo que tanto hizo por la promoción de la música culta en esta ciudad.

Faustino es hombre depositario de férreas convicciones de izquierda que nunca rehuye el combate político dialéctico. Lo saben bien sus compañeros de pitanza mensual de la peña Puente de Mando, muchos de ellos instalados en el otro bando ideológico, que gustan de zaherirle, desde el aperitivo al postre, cada último jueves de mes. Faustino aguanta el tirón y no se apea de la burra, ni siquiera cuando discutía, frente a frente, entre plato y plato, con Miguel García, "Managuas", ese añorado praviano octogenario que llegaba a la peña en moto y quería resucitar a Franco.

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