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Factorías de noticias

El periodismo que era o quería ser una historia bien contada en la época de Tom Wolfe está a punto de convertirse, medio siglo después, en una factoría que fabrica y empaqueta noticias de bajo coste. Mal asunto para todos. Defiende tal opinión el especialista brasileño en medios de masas Ricardo Gandour, que en un reciente trabajo publicado por la Journalism Review de Columbia constata -y deplora- el bajón de calidad que a su juicio sufre la prensa. Se refiere, naturalmente, a los medios tradicionales que siguen siendo los grandes proveedores de contenidos informativos a la red.

Tan convencido está Gandour de la condición meramente fabril de los periódicos que ya ha propuesto un nuevo nombre para lo que hasta ahora se conocía como redacciones: "plataformas estables de producción periodística". Al modo de una cadena de montaje, tales plataformas expenderían al público noticias mezcladas con opiniones, cotilleos, contenidos patrocinados y misceláneas diversas. Ese batiburrillo lo recogerían posteriormente las redes sociales por las que se informan -digámoslo así- la mayoría de los internautas que no buscan tanto noticias como curiosidades en los mares de internet.

El proceso recuerda vagamente a las Selecciones del Reader's Digest: aquella revista que reunía artículos de diversas fuentes y los resumía para hacerlos más digeribles al lector. La única diferencia es que el proveedor encargado de servir la información de otros en picadillo se llama ahora Facebook o Twitter. Las noticias originales proceden de los periódicos de toda la vida, que intentan sobrevivir en el nuevo espacio digital.

Infelizmente, la crisis del modelo de negocio en la prensa ha diezmado las redacciones, debilitando su capacidad de producir noticias fiables y respetuosas con la gramática. Sin ganas de generalizar, Gandour sostiene que algunas de las nuevas "plataformas de producción" de informaciones no respetan siquiera las reglas más elementales del oficio. Comprobar los hechos, por ejemplo; poner la noticia en su contexto.

Debilitadas por la mengua de profesionales y las urgencias de la era digital, algunas redacciones se ven obligadas a prescindir de esos enojosos trámites. El resultado es una constante degradación de todo el "ecosistema de la información", en palabras de Gandour. De ahí que, en su opinión, el periodismo empaquete textos bajo la etiqueta de noticias que en algunos casos son, simplemente, información en bruto mezclada con opinión sin base alguna en los hechos. El rigor de lo que se cuenta cede paso a un debate superficial en el que lo importante es el número de "me gusta" y "comparto" con el que los lectores pespuntean cada artículo.

El periodismo fue en su origen un oficio artesanal que, como tantos otros, podría estar sucumbiendo a la mucho más barata producción de bienes en cadena. Al igual que las salchichas, las noticias de factoría no resisten la comparación con las elaboradas al modo tradicional; pero esto es lo que hay. Ni siquiera al tan mentado Gandour se le ocurre solución alguna al problema.

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