En vísperas de la celebración del debate plenario sobre el estado del municipio -del estado de la nación es mejor no hablar y más baldío aún escribir- viene a la memoria el recuerdo de la, según frase acuñada por uno de los actores principales de la trama, "anomalía democrática" que supuso en Gijón el segundo gobierno local de Foro, con Moriyón en minoría frente a una izquierda mal avenida y sorda. Cumplido el primer cuarto de mandato, ¿qué resulta más anómalo? ¿Un gobierno de la derecha en una ciudad sociológicamente de izquierdas o el desentendimiento de la izquierda para desbancar, a la valenciana, a la derecha sociológica? El acuerdo muy improbable hasta el roce de lo imposible entre Xixón Sí Puede y PSOE en Gijón, con heridas legendarias que aún supuran entre cuadros veteranos de ambas formaciones que han contagiado, con patológica virulencia, a los militantes más jóvenes, choca con los planes de ambos partidos a nivel nacional, a la vista del intento ulterior de Sánchez de resucitar la opción fallida de la primera sesión de investidura. ¿Vale para Madrid lo que no vale para Gijón y resulta aún más inviable en miras al Gobierno de Asturias? En el debate municipal que se avecina saldrá de nuevo a relucir el eufemismo de la "anomalía democrática", pero no esperen de boca de los portavoces de la izquierda local la invocación nominal de la moción de censura. Hay Moriyón para rato aunque ya casi no haya Foro. Si me apuran, ¿qué resulta más anómalo, que dirija esta ciudad un gobierno sin partido o que tres partidos sean incapaces de hacer gobierno?
