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El president gana tiempo

El mandatario catalán opta por mantener el "procés" en un presente eterno

Puigdemont planteó el miércoles en el Parlament una nueva "hoja de ruta" para la independencia. ¿Nueva? Sí, si se tiene en cuenta que no propuso culminar el "procés" con unas elecciones "constituyentes" a mediados de 2017 y un referéndum, más tarde, para sancionar una "constitución" catalana. Su idea, ahora, es celebrar un referéndum independentista en septiembre de 2017, con o sin el aval del Estado, aunque dejó muy claro que mejor con que sin.

Priorizando de nuevo el referéndum (la vieja "hoja de ruta", que data ya de 2012), Puigdemont mantiene el "procés" en una especie de presente eterno, dando la impresión de que se mueve sin hacerlo en absoluto. Así que se limita a ganar tiempo (un año, que no es poco) y rediseña el calendario secesionista que heredó de Mas con una propuesta de consulta que basta, de momento, para contentar a la CUP, pese a que mantiene las esencias del plebiscito "a la escocesa" que él defiende.

Lo malo es que el escenario empeora, porque no se vislumbra la formación de un gobierno que pudiera aceptar sus planes, sino todo lo contrario. Parece como si Puigdemont hubiera redactado su discurso antes de que el PSOE implosionara y no hubiese tenido tiempo de retocarlo. Pero sea como fuere, la apertura de Pedro Sánchez al diálogo con los independentistas ya es historia (como él mismo), y con Susana Díaz al mando de la operación para derribarle (por esa razón, entre otras más espurias), las posibilidades de pacto son nulas.

Los problemas para Puigdemont, pues, persisten. El presidente de la Generalitat no acaba de dar con la fórmula que insufle legitimidad al referéndum secesionista, y no quiere jugársela convocando otro burdo 9-N, sin censo que puede considerarse tal y con reconocimiento internacional cero. ¿Lo hará de todas formas si al final no le queda más remedio? El miércoles en el Parlament dijo que sí, pero eso será, en todo caso, dentro de un año, y antes habrá que librar otras batallas; la primera y más crucial, la de los Presupuestos de 2017. Sólo puede sacarlos adelante con los diez votos de los "cuperos", que en junio le obligaron a comerse los de este año. Puigdemont anunció entonces que se sometería a la cuestión de confianza que ayer superó gracias al respaldo de sus incontrolables socios. Ambas partes actuaron así para evitar unas nuevas elecciones anticipadas; ahora regresa la amenaza: o hay cuentas o habrá comicios.

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