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Cien líneas

Post Paesa

La promoción de la película de Paesa se les ha ido de las manos porque Felipe González es un chapuzas. El golpe ha servido, por ejemplo, para que Borrell salga a la palestra y en la mismísima cadena Ser diga: "Que yo sepa el Grupo Prisa no puede cesar al secretario general del PSOE". Para añadir: "Si esto fuera un golpe de Estado estaría organizado por un sargento chusquero".

El más atrevido hasta la fecha había sido Aznar con aquello del poder fáctico fácilmente reconocible. Pero los tiempos cambian que es una barbaridad y entre las víctimas sobrevenidas de esta movida -ay, los tiros por la culata- pueden aparecer piezas de verdadera caza mayor. Así que promoción de la película de Paesa, ahora en cartelera y también de la próxima entrega de Torrente con unos cameos para desternillarse. Seguro.

Vamos a ver, compañeros. Más allá de la peripecia de Ferraz, que, ojo, aún puede cerrarse con un acuerdo -el PSOE dispone de una larga tradición de pactos- lo que estamos viendo y viviendo es el hundimiento urbi et orbi de la socialdemocracia.

Fue establecida en toda Europa, en su modo realmente existente, por los generales de cuatro estrellas de EE UU en 1945. En España, en 1975. Y en Asturias, por el jefe superior de policía Claudio Ramos.

No va más y es una lástima porque, aún con sus sombras, funcionaba.

Ahora le toca romper a la socialdemocracia de derechas, al PP, y por su diestra, claro, no hacia Ciudadanos.

Un nuevo bipartidismo, con dos formaciones muy duras y enfrentadas. Un salto atrás de un siglo.

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