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Carmen Pérez Novo

La decadencia de un líder

La falta de controles eficaces sobre las personas más poderosas para evitar la corrupción

"El poder corrompe" es un dicho muy popular. Y a la vista de los hechos, parece ser cierto. En nuestro entorno, en la actualidad, ningún partido, ninguna institución se salva. La basura nos rodea. Aunque todas las personas, con altas responsabilidades, tenían el deber de dar ejemplo. Villa, sin ir más lejos, hombre fuerte en la sombra del socialismo asturiano. Se hizo con el control del SOMA-UGT y desde allí mangoneaba la política asturiana regional. Gozó del respeto de todos los directivos del PSOE. Acumuló poder y ejerció influencia a niveles insólitos En alguna ocasión, se vio envuelto en rumores sucios, cobro de comisiones, mordidas de la trama carbonera. Pero nunca se denunció.

La verdad es que, desde la lejanía, resultaba extraño que un hombre, con tales modales, pudiera tener tanto poder. Porque a él le hemos oído decir: "Soy un mineru que fui pocu a la escuela" y con modales básicos de chulería, gritaba levantando el puño, mientras otros, rezagados por la educación, el miedo y la vergüenza, se callaban. Pero, también los asturianos lo hemos visto protestando, quemando neumáticos, gritando, porque los recortes se aplicaban a las clases humildes. El decía ser sindicalista de la lucha obrera, honrado, defensor de salarios dignos, medidas de seguridad? mientras él, presuntamente, amasaba su fortuna.

Hombre pícaro, de verdad. Y muy temido. A la vista, los hechos. Porque hoy, son muchos los que ya se atreven a hablar sobre él. Y algunos dicen que no admitió nunca el debate, ni la democracia interna. Machacaba a los que no estaban de acuerdo con él. ¡Muy fuerte!

La verdad es que estas "chorizadas" nacen, en parte, por la continuidad indefinida del poder. Algunos se acostumbran a mandar sin controles eficientes, la reelección sistemática les hace creerse invulnerables y acaban justificando, ante sí mismos, un delirante derecho a la estafa.

Ahora bien, imagínese, por ejemplo, que usted es una persona honrada y un día le dan una tarjeta, opaca, con la que puede gastar un montón de euros al mes, en lo que quiera ¿Qué haría usted? Contésteselo a sí mismo, con el corazón en la mano.

La verdad es que conociendo lo pícaros que somos los españoles, lo que tendríamos que hacer es poner en marcha unos buenos controles y grandes carteles con fotografías de los caídos, porque, dígame ¿compensa el riesgo? Y si no te cazan ¿se puede dormir tranquilo con tanta fechoría?

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