La aprobación del presupuesto municipal del año próximo le va a exigir al equipo municipal de gobierno un notable esfuerzo de mano izquierda y consenso. Moriyón y su grupo se encaminan a una nueva prórroga presupuestaria, a menos que la Alcaldesa haya mejorado de un año a esta parte su capacidad de convencimiento o se haya reblandecido, cuestión harto improbable, la voluntad opositora de los otros grupos del plenario. No parece sencillo que la izquierda vaya a apoyar sin severas condiciones las cuentas de Foro, a la vista de la virulencia con que se despacharon los portavoces en el reciente debate sobre el estado del municipio, de generosa munición contra la diana de los que mandan, que recibieron ráfagas de metralla a diestra y siniestra.
Cambiando de tercio y de escenario. Habrá que recordar que algunas malas lenguas anunciaron que la Alcaldesa no acudiría el sábado a la jura de bandera de civiles en Las Mestas para no contrariar a los amigos podemistas. Erraron quienes adelantaron semejante aseveración: aguantó el tirón, impasible el ademán, escoltada por el portavoz Couto y el concejal delegado Aparicio, y con el veterano Arrieta a pie de pista, entre los que juraron fidelidad a la enseña. Moriyón estuvo donde había que estar, como corresponde a la relevancia de su cargo. La bandera de España no es un trapo: es un emblema tejido con el hilo del compromiso, el sacrificio y la cohesión territorial. Quien no lo crea así es muy libre de incluirla en el catálogo de sus trapos sucios, pero que no juzguen a quienes se inclinan ante la tela bicolor en señal de respeto.
