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Cien líneas

Troya

La Madreña fue una revolución en aquel Oviedo de los Cagatravas. Tras el impulso moral, los resultados. Pero como bien se sabe una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo.

Sin salir del universo de los pelotazos conviene recordar a Podemos lo que se lleva tejiendo desde tiempos de maricastaña en torno a la Fábrica de la Vega porque parece que no están al tanto. Sería de amarga ironía que la gente de La Madreña, sin pretenderlo pero por puro desconocimiento, se convirtiese en el ariete capital de una súper movida gestada de largo.

Baste decir que hace un cuarto de siglo, en las sentinas de la presidencia del Gobierno asturiano, ya mostraban una maqueta con cuatro mega torres a construir en la Fábrica de Armas.

Lo intentaron, siguen de mil maneras y con éxito. Por ejemplo, desalojando la factoría. Camino de Trubia la mitad del empleo pereció ahogado al vadear el Nalón. Y mira que se habían hecho promesas.

La aviesa idea es asaltar por fases esas 13 hectáreas, venderlas a precio de amigote, financiar sabe Dios cómo las torres y forrarse. ¿Quiénes? Los de siempre y sus cooperadores necesarios. Los mismos, más o menos, que ya dieron el pelotazo, ahora hace 137 años, con la tala del Carbayón. Sí, 137, el número de las mil paradojas, incluidos los escaños de Rajoy.

Para tal, desviar la autopista y que arrase la fábrica. La autopista se desvía, claro, alegando que daña Santullano. Hipócritas.

Y llega Podemos y se suma a lo tonto, cual caballo de Troya, a la sucia maniobra con su cursi, afrancesado, gentrificador, etapista y suicida bulevar.

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