Esta misma semana se ha resuelto, por fin, la nueva adjudicación de las obras de remodelación de la calle Marqués de San Esteban, una de las más emblemáticas y señoriales del centro de Gijón, por la singularidad de su acera porticada. Esta transitada vía que comunica el centro con la zona oeste de la ciudad se abrió a finales del siglo XIX simulando la rue Rívoli de París, uno de los ejes más comerciales de la capital francesa.

Hace ahora tres años se convocó un concurso de ideas para reformar esta calle con el objetivo de ganar espacio para el peatón y reforzar su carácter comercial. El proyecto ganador fue liderado por el ingeniero Ricardo Solar Vegas y el arquitecto Pedro Mier Moral. En su aspecto más controvertido, la propuesta suponía eliminar aparcamientos para ganar zona de paso en el exterior de los soportales. Había que darle "más vida a la calle", según explicaron entonces responsables municipales. La pérdida de plazas para aparcar se convirtió en la principal queja de los vecinos de la zona, que aplaudieron sin embargo el diseño ganador, entre doce proyectos participantes. La calle iba a mostrar, una vez culminada su rehabilitación, un nuevo pavimento continuo en los soportales y aceras, además de nueva iluminación y mobiliario urbano. También estrenaría techo en los soportales mediante la colocación de lamas verticales con capacidad aislante.

A partir de ahí, la actuación urbanística se ha visto sometida a continuos vaivenes hasta el punto de que, tres años después del concurso de ideas, no sólo siguen sin iniciarse las obras, que tienen un plazo de cinco meses de ejecución, sino que han tenido que licitarse por segunda vez, tras rescindirse el contrato a la anterior adjudicataria, la misma empresa que causó el monumental desaguisado de la calle Aguado. Y a la que hubo que indemnizar con casi 14.000 euros sin que hubiera movido una sola piedra.

Lo que ha pasado en Marqués de San Esteban es el paradigma de la falta de control de las obras municipales, un hecho que costó seria reprimenda hace meses en un Pleno al concejal delegado del área, Manuel Arrieta, y que obligó a la alcaldesa a asumir el control directo de ese departamento tras un aluvión de críticas ciudadanas y del comercio local, hábilmente capitalizadas por la oposición.

En este momento lo importante es que comiencen las obras, adjudicadas por segunda vez, que se cumplan los plazos previstos y que el Ayuntamiento controle de manera más eficiente el desarrollo de los trabajos para evitar una nueva paralización del proyecto. Y que desde el poder municipal se tenga en cuenta también la opinión de los vecinos en el afán de conciliar soluciones urbanísticas de imagen atractiva como la prevista en Marqués de San Esteban con las necesidades del vecindario. Cada vez que el Ayuntamiento ha desoído la opinión de los ciudadanos afectados por una obra municipal ha tenido que rectificar después, retrasando los trabajos y aumentando, por tanto, las molestias.