La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La altura de miras y otras cosas de temporada

Dijo Susana Diaz que en el PSOE no hay bandos ni es una banda. Y dijo Pedro Sánchez que hoy (o sea, el otro día) más que nunca es un orgullo militar en el PSOE. Si en estos tiempos de tribulación conserváramos el mínimo decoro que lleva a utilizar las palabras con economía, mejoraríamos un montón. Pero no hay manera. Vamos con Díaz: decir que en el PSOE no hay bandos es una sandez. Bonito momento escogió para proferirla. En todos los partidos hay división de opiniones que se acentúan en tiempo de quebranto electoral; hablar de unidad precisamente en estos días es una torpeza. Decir que un partido no es una banda está de más; en publicidad se sabe bien que no es puede decir "este coche no es muy caro". Lo malo no se niega porque el simple hecho de nombrarlo da mal rollo. Y Sánchez, tan adicto al hoy más que nunca, nos da a entender, si sostiene sus palabras, que hoy- o sea, hoy para ustedes y yo- ya es menos orgullo militar en el PSOE que cuando lo dijo él. La impunidad de la torpeza con que se expresa gente que aspira a administrar los asuntos públicos es una señal de declive intelectual que indica un bajón de forma en cultura democrática y, evidentemente, una mayor dificultad a la hora de distinguir entre los malos y los peores. Eso se nota en las urnas. Algo parecido ocurre cuando oyes decir que este es el momento de la altura de miras y de pensar en España, y no en los intereses de partido. Qué frase tan alarmante. Cuando es el momento de algo- de pintar la casa, o de comprar un coche- es porque antes no era el momento y no hacía falta. Un momento no es un árbol de hoja perenne. La altura de miras y la prioridad de los intereses de España sobre los de un partido se entiende que están permanentemente en vigor; decir que ahora es el momento de recurrir a ellas vendría a significar que ahora es el momento de ser honrados y no lo que se es normalmente. No es que hablar así sea solo una torpeza; es también una declaración de insolvencia política e intelectual. Una picaresca: puro ADN patrio. Por eso hay que agradecerle a Javier Fernández, a quien no conozco de nada, que haya hablado poco y con poca vocación de desparramar palabras por ahí a la buena de Dios. El manejo prudente de las palabras guarda relación directa con la capacidad para abordar una situación. No me malentiendan: hablo de palabras. Qué bien que los Rolling Stones saquen disco en diciembre. Esos sí que son una banda. Hoy más que nunca. Uff. Qué paciencia.

Compartir el artículo

stats