La Nueva España

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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Miradas de portada

No tiene desperdicio la foto de portada del jueves del periódico, en la que se aprecia a Mariano Rajoy estrechando la mano a Javier Fernández durante los actos de la Fiesta Nacional. Se saludan pero no se miran, tal que Messi y Cristiano en jornada de derbi. Se trata, pues, de un gesto de cortesía al que obliga el protocolo. Siguen la jugada, en segundo plano, Hernando y Hernando. Ambos, portavoces en el Congreso del PP y el PSOE, clavan la mirada en el gallego, con distinto acierto. Rafael el popular con una sonrisa pánfila de complacencia, como si pensara -que seguro lo piensa- "qué grande es mi jefe". Una mueca sardónica acompaña, sin embargo, el gesto de Antonio el socialista, como si cavilara -que tal cavila seguro, de envidia- "mira Mariano, que prietas tiene las filas".

Sorprende, a mayores, la expresión ceñuda del ciudadano Rivera, también dirigida a Rajoy, como si temiera que su eventual compañero de travesía hacia la investidura le estuviera poniendo cuernos de conveniencia con el Fernández asturiano. Típico gesto de ataque de celos. Y en el centro, como el perejil de todas las salsas del recetario nacional, el inevitable Revilla, que no se pierde una. ¿Cuándo gobierna este hombre, si nunca está en Cantabria?

Nótese también la coronilla pelada del presidente en funciones, que ya se asemeja a la tonsura franciscana. Los frailes se afeitaban la cabeza como signo de renuncia al mundo, para borrar pecados anteriores. Tal vez ésa sea la íntima explicación de la calva creciente de Rajoy, en su ánimo de hallar nuevo acomodo en la Moncloa: un acto de contrición, una flagelación craneal para expiar culpas y hacer borrón y cuenta nueva de gúrteles, granados, ritas, cuentas en Suiza y otras contables triquiñuelas.

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