El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una declaración en favor de la Paz en Colombia y una moción en apoyo del apartheid a Israel. Cambien el sujeto de la oración, pongan el Ayuntamiento de Gijón en lugar del máximo órgano decisorio de la Organización de Naciones Unidas y tendrán el resultado de un Pleno. Se discute estos días la duración de las sesiones plenarias en el Consistorio gijonés, al compararse con el de las otras dos ciudades asturianas más pobladas: el doble que en Avilés, cuatro veces más largos que en Oviedo. Más que las horas que se emplean en cada Pleno o si duran un día o dos habría que plantearse el interés de los asuntos que se discuten. Lo del apartheid israelí, por poner el ejemplo más hilarante, rizó el rizo. Como declaración política queda muy bien para la galería de la izquierda y luce mucho, pero además de no servir para nada puede meter al Ayuntamiento en un berenjenal jurídico el día que una de las empresas municipales niegue el derecho a participar en un concurso público a una empresa vinculada a Israel. Pregunten a los ciudadanos qué les parece que el Pleno trate de suplantar al Ministerio de Exteriores y malgaste pólvora dialéctica en discutir conflictos que nos quedan a miles de kilómetros de distancia. El Ayuntamiento tiene que resolver los asuntos cercanos: es su competencia. Las administraciones locales se ocupan de lo menudo, que curiosamente para los vecinos suele ser lo más importante.
