La Nueva España

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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Letizismo militante

Que los Reyes de España sean recibidos a las puertas del Campoamor entre pitos y palmas, con evidente división de opiniones, no es más que un gesto de normalidad democrática que ninguna vestidura debería rasgar. Que los ciudadanos puedan manifestarse libremente delante de las cabezas visibles de la Casa Real dice mucho de la naturalidad de un hecho que se repite año tras año en Oviedo. Aunque siempre son más los que aplauden que los que abuchean, no es menos cierto que los que abuchean son cada año unos cuantos más, síntoma de que el descontento general crece y se traslada a la Corona, que es la menos responsable de los males de este país, puesto que la responsabilidad política del jefe del Estado es prácticamente nula, por no decir que irrelevante.

Como cada año por estas fechas, hagamos desde estas líneas un nuevo ejercicio de "letizismo" militante. Cuanto más critiquen algunos a la Reina, por cómo viste, cómo se peina, por sus gestos y sus miradas, por sus venidas y sus idas, siempre sometida toda ella al escrutinio sin piedad de los augures, más apoyo y cariño merece la mujer sin duda más influyente del Estado, la auténtica primera dama. Que Letizia, nuestra Letizia, la periodista que siendo casi una niña hizo prácticas en este periódico, la consorte discreta, la madre amorosa sea Reina de España dignifica a la Monarquía, la vuelve de carne y hueso y transforma la sangre azul con espasmos de tila en rojo flujo de extenso porvenir.

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