La Nueva España

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Se habla últimamente mucho de la hucha de las pensiones. Se dice que se está vaciando rápidamente y que tal vez no se pueda abonar siquiera el próximo año la paga de Navidad. Es como si se estuviese preparando al personal, no ya al que las está cobrando, sino sobre todo a los que, activos, todavía cotizan y confían en que se les garantice se derecho para cuando se jubilen.

Escriben algunos editorialistas que recortar las prestaciones y ciertas modalidades debería ser el último recurso y, como quien no quiere la cosa, mientan la bicha.

¿Se han parado a pensar dónde está el origen del problema del que advierten cuando salta inmediatamente a la vista? ¿Cómo se va a alimentar como es preciso la caja de las pensiones con los sueldos de miseria que pagan tantas empresas y el precariado al que están se ven obligados tantos trabajadores?

Todos conocemos casos de jóvenes a los que se contrata por semanas, por días e incluso por horas, y muchos otros en los que tienen que hacer diariamente el doble de las horas pactadas sin verse recompensados. Es lo que hay, les dicen, si protestan porque saben que hay otros esperando. Como sostiene con razón un amigo docente, se castiga a los piquetes en las fábricas, pero no se persigue por igual ese otro tipo de violencia: el que se ejerce diariamente sobre el trabajador, aprovechando su debilidad.

España es un país que siempre ha sido desigual, pero donde la desigualdad está alcanzando, con la globalización y las políticas neoliberales, cotas nunca vistas. Es un país además donde políticos y empresarios de todo pelaje han robado y puesto a buen recaudo en paraísos fiscales el producto de su rapiña sin que muchas veces se mueva un dedo para obligarlos a devolver sus millones. Un país con un sistema fiscal tremendamente injusto, que permite a las grandes empresas eludir descaradamente impuestos, cuando no los evaden, y en el que las rentas del trabajo representan la parte del león del IRPF frente a las del capital.

Todo ello clama al cielo. Y sin tocar nada de eso, se permiten decirnos algunos que hay que estar preparados porque peligran las pensiones.

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