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Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

Créase lo que le costó

Manuel Vicent es un esteta y un moralista que admira la flor sin olvidar el estiércol que la ha hecho crecer. En decenas de sus escritos ha hecho párrafos perfectos con ese ciclo de la vida, las más de las veces para desenmascarar la corrupción precisa para la belleza. El pasado domingo la espina dorsal de su columna "La peste negra" era la pervivencia de la ignorancia y el fanatismo en la sociedad actual. El arranque, una estricta explicación de la peste bubónica que asoló Europa en el siglo XIV, invertía el sentido de su ciclo habitual. Escribió: "La trajeron desde Oriente las pulgas de las ratas en los barcos que venían de la ruta de la seda". En su viaje estético y moral partimos de piojos y ratas para llegar a la seda. De los parásitos a los paramentos.

Aunque rebaja la seda al algodón y la belleza a lo mono, no he podido evitar la visión vicentesca desde que oí en la radio un avance del contenido de "Panorama", el programa informativo de la BBC, que ha encontrado detrás de los vaqueros desteñidos que hacen en Turquía las grandes cadenas de ropa a niños y jóvenes refugiados sirios que huyen de la guerra trabajando en condiciones insalubres, con horarios de explotación y sueldos de miseria. Marks & Spencer, Asos, Mango y Zara están relacionadas con esos talleres y lavanderías industriales a los que subcontratan y no pueden o quieren controlar. Oídas sus explicaciones, sigo viendo piojos y ratas en los contenedores que vienen de la ruta de la seda.

Eso explica los precios inexplicables de centenares de miles de prendas, a veces de salida pero sobre todo en rebajas, en un sistema en el que desprenderse de ellas da beneficios. Cuando alguien le diga de una prenda que ha comprado ese tópico de "no te creerás lo que me costó", diga que sí, que sí lo cree, no sólo porque basta verlo sino porque ya sabe lo que no está a la vista.

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