Si hace unos años, cuando Foro se encaramó al poder local en Gijón, se nos hubiera anunciado que el modelo liberal de privatización de servicios deficitarios que promulgaban los casquistas iba a conducir, camino de la mitad del segundo mandato, a la "remunicipalización" del servicio de asistencia a domicilio, difícilmente lo habríamos creído. Es más, lo habríamos considerado una salida sorprendente.
A nadie extraña que Foro apoye con entusiasmo las propuestas de los podemistas gijoneses, por peregrinas que parezcan. Esa "entente cordiale" no es nueva: se reproduce desde el inicio del mandato y tiene que ver con que unos quieran mantener la poltrona a toda costa y los otros puedan justificar que consiguen llevar a puerto sus propuestas y tapar, de esa forma, el rechazo a un gobierno común de la izquierda, a lo que se ve irreconciliablemente cainita.
Decía mi abuelo el pastor que para acertar a un perro de una pedrada había que apuntar "perro y medio más alante". Aplicando esa máxima de sabiduría popular -que hoy se consideraría políticamente incorrecta- a la sorprendente decisión bendecida el jueves en el Pleno con los votos tan dispares de Foro y Xixón Sí Puede, cabría pensar que la iniciativa tiene un alcance más largo que meter con calzador en la nómina del Ayuntamiento a las empleadas que prestan ese servicio a través de una empresa privada. ¿No será ese acuerdo, a iniciativa de los podemistas, parte de la compensación para que Foro consiga el necesario apoyo a su proyecto presupuestario para el año próximo y evitar así una segunda prórroga presupuestaria?