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Modificar o suprimir

La polémica surgida en el PSOE respecto a la abstención o el no a la investidura de Rajoy ha dado pie en Asturias a una nueva, cual es el nombramiento, por parte de Javier Fernández, como portavoz del PSOE en el Senado del señor Areces. Me referiré a este nombramiento al final de este artículo, pero ahora me interesaría compartir con ustedes las inquietudes que tengo en relación a esta Cámara.

UN POCO DE HISTORIA: El Senado aparece en España con el Estatuto Real de 1834 firmado por la Reina Regente María Cristina. Nació como una Cámara de personas notables, pero no se llamaba Senado sino Estamento de Próceres. Con la Constitución de 1837 adoptó el nombre de Senado. La diferentes constituciones de 1845, 1869, 1873 y 1876 lo mantuvieron, estando vigente hasta la dictadura de Primo de Rivera de 1923. Posteriormente, fue suprimido en 1931 durante la Segunda República, al adoptar la nueva Constitución un sistema unicameral. En 1977 aparece de nuevo durante la Legislatura Constituyente. En este momento, durante las elecciones de 1977 se eligieron 207 senadores a los que se les sumaron 41 por designación real, haciendo un total de 248. La Constitución de 1978, que da paso a las elecciones de 1979, consagra el Senado tal cual lo conocemos en la actualidad, siendo elegidos en aquel momento 208 senadores.

El SENADO EN LA ACTUALIDAD: Dice el artículo 66 de la Constitución que "las Cortes Generales están compuestas por el Congreso de los diputados y por el Senado". Esta última Cámara está recogida en el artículo 69 de la Constitución Española. El punto 1 de este artículo señala: "El Senado es la Cámara de representación territorial".

Compuesto en la actualidad por 266 Senadores, donde 208 son elegidos por sufragio universal en los diferentes territorios y 58 son elegidos por las asambleas legislativas de cada Comunidad Autónoma.

El Presupuesto de 2016 es de 52,5 millones de euros, y después de 38 años de vida sigue, un día si y otro también, debatiéndose la necesidad de su existencia.

UN SENADO CUESTIONADO: Si bien como declara el artículo 69.1 de la Constitución es una Cámara de representación territorial, la realidad es que no lo es. La impresión de todos los españoles es que sirve para muy poco, por no decir que para nada. Es verdad que, algunas veces y por prisas legislativas, el Congreso aprueba normas que al pasar por el Senado son mejoradas e incluso eliminadas. Pero para pocas cosas más sirve esta Cámara.

La opinión de la mayoría de los ciudadanos es que se podría suprimir y nos ahorraríamos esos 52,5 millones de euros que nos cuesta. Los que defienden su eliminación argumentan que, en la actualidad, ni es una Cámara territorial, ni aporta nada al proceso legislativo, ni al control del Gobierno. De facto, dicen, la democracia española no es bicameral, es unicameral. Y mucho más desde que el Tribunal Constitucional ha sentenciado que el Senado no puede aprobar ni rechazar leyes, sino solo introducir enmiendas. En mi opinión, el problema no es que exista, sino el modelo de Senado que tenemos. En primer lugar, no es de recibo que teniendo que defender los intereses de los diferentes territorios no lo haga. Por otra parte, no tiene sentido que España, teniendo 17 autonomías y 46 millones de habitantes, tenga 266 senadores, cuando Alemania, con 16 Estados federados y 82,5 millones de habitantes, tiene 69 miembros en el Bundesrat (Senado alemán).

Se podía dejar en 53 senadores (3 por autonomía más 1 por Ceuta y 1 por Melilla), teniendo que votar lo mismo todos los senadores de una autonomía, y dotándole de la capacidad de aprobar o rechazar leyes que afecten directamente a las autonomías. De esta manera sí sería una Cámara territorial.

Lo que es indudable es que, para estar como está, lo mejor es suprimirlo.

EL PORTAVOZ ARECES: A todos los asturianos les llamó la atención su nombramiento, pero sobre todo a los socialistas. Que si Villa era enemigo de Areces, que si Javier era hombre de Villa, que si la lucha entre Javier y Álvaro Álvarez en el 2000 por la secretaría de la Federación Socialista que significaba la disputa entre el SOMA y los regeneradores, etcétera.

Pero miren ustedes, a mi no me extrañó mucho. Don Javier necesitaba a alguien en el Senado que captara los votos de los senadores de cara al comité federal. Además, sabía que le iba a costar disgustos en Asturias con los suyos, y Areces tiene sus seguidores y su tirón en el Principado, por lo que calmaría las cosas en el futuro. Y mis queridos lectores, para Areces es una perita en dulce. El ser portavoz al final de su carrera política, no solo le toca su ego, sino también su bolsillo. Pues pasa de un sueldo de 4.637 euros al mes a tener un adicional de 1.741 euros de gastos de representación, más 2.667 euros como portavoz; en total 9.045 euros con coche y chofer para pasear por Madrid.

A partir de ahí, y entendiendo la posición de los dos en cuanto a la abstención, vuelvo a mi posición asturiana. La pareja Fernández/Areces ha sido, es y será nefasta para nuestro querido Principado. Ni el uno ni el otro, Fernández por falta de ideas y de iniciativa y Areces por despilfarrador público, pueden sacar a Asturias del ostracismo, en la que ellos mismos la han metido a lo largo de los últimos quince años.

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