Por todos los santos, mira que ocurrieron acontecimientos relevantes en el mundo hace 15 años. Estrenábamos el iPod, capaz de almacenar mil canciones en un pequeño aparato surgido de la factoría de ideas brillantes de Steve Jobs; los cines se llenaban con "Harry Potter" y con "El Señor de los Anillos"; nacía Wikipedia, un contenedor de innumerable sabiduría al alcance de todas las manos desde un ordenador; fallecía George Harrison, el "Beatle" más taciturno. Zidane llegaba al Madrid y un flaco y desgarbado Pau Gasol iniciaba una carrera meteórica en la mejor Liga de baloncesto del mundo. Y sobre todo comenzó una guerra sorda que no sólo no ha concluido, sino que se recrudece en distintos escenarios: el 11 de septiembre de 2001 el terrorismo islamista convirtió en polvo y pavesa las Torres Gemelas, el símbolo máximo de la opulencia capitalista, enterrando bajo los escombros miles de vidas y una época.
Como se puede comprobar, habría mucho de qué hablar de lo que aconteció hace 15 años; salvo en España, donde hoy parece que aquel año no pasó otra cosa más interesante que un programa televisivo de cantantes noveles, protagonistas de una versión moderna y con partitura del cuento de la Cenicienta.
No goza de buena salud mental un país que ayer permanecía enzarzado en discernir si Bisbal le hizo la cobra al amago de beso de Chenoa; si Bustamante es así de simple o se lo hace; si la empalagosa gala de "OT" pecó o no de almibarada... No tenemos remedio ni enmienda. Quienes se empeñaron en atontecer a los españoles hasta convertir la nación en un rebaño de ovejas ganaron la batalla. Enhorabuena: triunfó su operación.
