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Eurodiputado asturiano del PSOE

De Estrasburgo al Alto Navia

Durante el pleno de la semana pasada en Estrasburgo, la Comisión Europea presentó ante el Parlamento su nueva propuesta para homologar la base imponible del impuesto de sociedades. En la legislatura pasada, el Ejecutivo comunitario había presentado ya una iniciativa con el mismo propósito pero, entonces, los gobiernos nacionales reunidos en el Consejo la bloquearon. Es importante clarificar que en los temas tributarios la Comisión tiene la capacidad de propuesta y el Parlamento sólo de opinión, de modo que, al final, son los gobiernos quienes deciden y además por unanimidad. Este sistema de funcionamiento obviamente complica, y mucho, la toma de decisiones pero, en estos momentos, hay señales que nos permiten ser algo más optimistas que en el pasado.

Desde el "caso Luxleaks" hasta los "papeles de Panamá", pasando por otra serie de escándalos derivados de la existencia de los paraísos fiscales, el debate sobre la fiscalidad ha pasado a la primera escena. Las políticas de ajuste del gasto público impulsadas en Europa en la legislatura pasada, el aumento de la desigualdad en el seno de los países desde el despegue de la globalización y el derrumbamiento de los sistemas fiscales redistributivos también a nivel nacional, víctimas de una competencia tributaria a la baja a escala planetaria, han elevado a tal nivel la inequidad y la pobreza que esos casos tan evidentes de injusticia fiscal son ya insoportables. De este modo, es cierto que se ha creado un cierto consenso en Europa de que el camino de la última década no puede mantenerse y es urgente mejorar la capacidad tributaria de las instituciones públicas.

En este sentido, la Comisión ya ha presentado y aprobado por el Consejo, aunque algo aguadas, iniciativas legislativas para dificultar la creación de marcos fiscales ad hoc para las grandes empresas; también se trabaja sobre una lista de paraísos fiscales que desincentive el trabajo de las empresas y bancos europeos en esas jurisdicciones y las investigaciones de competencia sobre grandes firmas como Google o Apple continúan su marcha.

Estos avances y otros en cartera son importantes pero obviamente no son suficientes para los socialistas, que lamentamos en cada una de estas discusiones no ser la primera fuerza parlamentaria. Hay quien escribe a menudo sobre las imposibilidades técnicas de la Unión para impulsar políticas más a la izquierda, pero los problemas de fondo son políticos porque llevamos más de tres lustros sin ganar unas elecciones. Una política fiscal justa y contar con unos servicios públicos de calidad son dos cuestiones que van de la mano absolutamente y deben ser ejes visibles de nuestras propuestas y acciones políticas para recuperar más pronto que tarde una mayoría progresista en España y en Europa que nos permita poner en marcha nuestras políticas sin las cortapisas de la derecha y de los emergentes populismos.

Esta semana estoy en Asturias recorriendo los municipios del alto valle del Navia. Villayón, Boal, Grandas de Salime, Illano y Pesoz, cuatro municipios con distinta personalidad pero que comparten algunos problemas comunes, fruto del envejecimiento y del declive demográfico. El pasado lunes pude visitar el nuevo consultorio de Villayón, con extraordinarios profesionales al servicio de la comunidad. Esa realidad del médico de familia en entornos rurales y de montaña comprometido con su trabajo nos recuerda también a los políticos y, sobre todo a los que estamos lejos, la necesidad de mantener y alimentar esa vocación de servicio.

En fin, en los próximos meses trabajaremos para sacar adelante esa homologación del impuesto de sociedades en un entorno político algo más propicio que en el pasado, pero con el mismo celo por parte de los gobiernos nacionales de avanzar en común este campo. Por lo demás, confío también en transmitíroslo con veracidad y urgencia.

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